Pueden estar seguros de una cosa: si los congresos hubieran sido factibles y rentables, en Ibiza ya no se haría otra cosa. Lo digo porque últimamente parecen haber descubierto el Mediterráneo en Santa Eulalia.
Iba a titular mi artículo ‘Y de repente… ¡Ascensión!’, pero no esculpa de Ascensión Durán, que cumple con su cometido al venir a vendernos una idea que ya se aplica en Ibiza hace décadas. No diré a miles, pero en Ibiza ya se han hecho muchos congresos y encuentros. Más de los que imaginamos y muchas veces sin salir apenas en la prensa.
Yo recuerdo eventos de este tipo en el hotel Torre del Mar, Hacienda, Royal Plaza y en otros de San Antonio y de Santa Eulalia.
¿Por qué no han triunfado en Ibiza como un tipo de turismo fijo, eficaz y continuado? Debería pensarlo un rato, pero tampoco me apetece, que piense Rita.
Lo que no se puede a estas alturas es venirnos con el cuento de que Ibiza es un sitio que tiene todos los requisitos para ir como un tiro en el turismo de negocios (cito de las reseñas de prensa). La autora es la presidenta de la federación española de Empresas Organizadoras Profesionales de Congresos (OPC).
Acabáramos.
Son muy hábiles en dorar la píldora, en vendernos la burra y en pronunciar exactamente las palabras adecuadas que quieren oír los Xicus Tarrés, Vicentes Guasch y otros políticos de gama media.
Cuando dicen que Ibiza es perfecta, mucho mejor que el noventa por ciento de las demás ciudades, que Ibiza es muy segura y está muy limpia, están lanzando un corner para que lo remate alguien. Esto es precisamente lo que quieren oír las autoridades civiles y las inciviles. O sea, están pidiendo más dinero, mucho dinero.
Y se lo darán.
Hay gente especializada, maestra en las más elementales técnicas de convicción, dales-carneggies, los llamados conseguidores. Y todo político provinciano que se precie adora estas mesas largas con discursos sin sentido. Mucha foto. Grandes instalaciones, costosos mantenimientos, decenas de cuñados y de primos colocados.
En Ibiza ha habido siempre congresos, y como tal actividad no han perdurado. Yo creo en el turismo, pero estoy harto de esta viciosa manía intervencionista que consiste en pedir siempre dinero al Estado. Creo en el turismo y en el mercado. El Consell no es una ubre con barra libre a quien mejor nos halague. Cuidadín Tarrés, están cayendo chuzos de punta.