miércoles, octubre 22, 2008

Acusados de hacer perder el tiempo


Anoche me zampé una película que no había visto: `Qué hacer en Denver cuando ya estás muerto´, o algo así. Bueno, la simpática cara de Andy García consigue al final sobreponerse a su destino, pero deja su piel en el empeño, de ahí el título paradójico, quizás inspirado por aquella `Crónica de una muerte anunciada´, de Gabriel García Márquez.
Y esta mañana me reencuentro con mis notas: acusados de perder el tiempo.
Gente muy ocupada, de hecho ocupada durante toda su vida trabajando mucho, pero lo hicieron tan rematadamente bien que causaron grandes y graves pérdidas de tiempo a la humanidad.
En su día me llamó la atención un juicio paródico a Karl Marx, organizado por los estudiantes de una universidad inglesa de «hacer perder el tiempo a la Humanidad».
Durante varios días, profesores y alumnos aplicados se personaron en la causa contra Karl Marx, que fue brillantemente defendido, como no es de extrañar. Pero los cargos contra el autor de `El Capital´ fueron demoledores y al final creo que se falló en contra del judío. Marx fue condenado en este estimulante juego intelectual sin remisión.
Esto pasó hace años, quizás quince o veinte, no lo encuentro en Internet.
¿Y por qué me acuerdo de esto? Por la demencial e inquisitoria decisión del excéntrico e imprevisible juez Garzón de recuperar unos hechos que ocurrieron hace unos setenta años.
Garzón sabe que la guerra civil (la última, por qué no juzga las anteriores lo ignoro) bien o mal es cosa juzgada, materia prescrita. Pero es que además en 1977 lo borró todo la amnistía general, consolidada en 1978 por la aprobación de una Constitución que todavía sigue vigente.
Garzón ¿está haciendo perder el tiempo a los españoles? Seguramente perderemos mucho más que el tiempo, pero por increíble que parezca las ideas más estrambóticas aprovechan los resquicios para colarse y tomar titulares de protagonismo.
La última la leí ayer: un senador estadounidense que ha presentado una demanda ante los tribunales... ¿Contra quién? Contra Dios. ¿Acusación? Haber sembrado el terror en la tierra. Los tribunales han desestimado la demanda con un formulismo genial y que desmiente la aseveración de que Dios está en todas partes. O sea, no puede juzgarse a Dios porque no tiene un domicilio conocido, al menos no un domicilio fijo.
Garzón ¿a quién demanda? ¿dónde viven? ¿Viven? En fin, estamos en otoño y hay que matar el aburrimiento, pero no sé dónde vive.

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