Si el Pacto quiere demostrar y mostrar predisposición a la transparencia, tendrá que pensar en hacer algo más serio que un corro en la plaza, donde la mayoría eran familiares, cargos, enchufados, novios y amigos.
No es que los novios no tengan derecho a preguntar. Lo tienen, siempre que no sean insistentes porque podrían ser acusados de acoso y malos tratos, pero uno pensaría que estos actos están destinados a la mayoría del pueblo, el cual ávido de curiosidad y sentido cívico se arremolinaría en torno a sus representantes. No hubo tal. La gente, el pueblo, el populacho, no quiere verles ni de cerca ni de lejos; no confían en sus respuestas ni en su sinceridad; no tienen el menor interés en participar en una charlotada en plena calle. Encima que la pagamos, no tenemos por qué soportarla.
Tomar la calle es un estigma o síndrome podemita y los contribuyentes lo saben. Por esto no fueron. Las calles de Ibiza se toman en el Black Friday, o en tiempos de elecciones pero con una buñolada y unas cuantas bandejas de oreietes. O con una ballada payesa. O en las noches de todo el verano.
¿Entonces qué pasó? Pasó que este Pacto de perdedores es una cadena de necedades, compromisos, apaños y dislates que nos está saliendo carísima. El PSOE no es nadie si no puede derrochar y por eso nos clavó con la ecotasa y ahora la subirá. Necesitan liquidez. No me explico por qué no se inventan una lotería púnica, unos cupones del Pacto de sorteo diario. Más liquidez imposible y de paso justificarían la consejería de Gloria Santiago, un florero político que nos está costando demasiado, un improvisado invento para cubrir los cupos de cargos y cargas de este Pacto que es una especie de ensaladilla rusa pero pasada de fecha.
Que nadie piense que solo nos cuesta los 45.000 euros anuales aproximadamente de la novata política. A ello hay que sumarle personal, asesores y por supuesto, una dotación presupuestaria que ignoro a cuanto asciende. Muchos miles de euros. Solo la yincana en la plaza llega a los 10.000 euros, quizás más. Y como en los terremotos, que tanto daño hacen, el Pacto promete unas réplicas del show en San Antonio y Santa Eulalia.
Uno casi preferiría que cobraran su sueldo, pero que no hicieran nada. No toquen nada. No inventen. No se esfuercen. Queden tranquilos en sus despachos. Por lo demás, si quieres hacer preguntas, puedes asistir gratis a los plenos del Consell. Hasta tienen calefacción.