No me asombran los disparates que van perpetrando los políticos como Ada Colau, ni siquiera la situación a la que se han desplomado los catalanes en general desde 1978. Suelo hacer la precisión entre catalanes y catalanistas, pero ya casi ha quedado obsoleta, ya que desde 1982 al menos ellos van votando a los catalanistas. ¿En 35 años no han tenido tiempo de votar a políticos no nacionalistas? Con los resultados a la vista por todo el mundo. De ser una región española de un alto nivel económico, superior a la media europea, y una capital que acogía a pintores y a escritores de talla mundial, ha pasado a ser un chiringuito sectario, arruinado y con dejes totalitarios, que están llenando de negativo asombro a la Unión Europea.
Y en estas que ha habido elecciones autonómicas y en las Baleares han vuelto a ganar las terminales mediáticas del catalanismo, el PPP (Pacto Progre de Perdedores). Tres legislaturas han gobernado y en las tres han dejado a las islas en una estado de quiebra y postración inigualables. Ya han vuelto. Ahora mucho peor, arrasando con la labor positiva en muchos campos del PP (Partido Popular) que puso sobre la mesa un intento de racionalidad y solo recibió pedradas, y no solo en sentido figurado. Han borrado del mapa la ley del funcionario, mediante la cual cualquier funcionario (médico, abogado, profesor, juez, policía) español podía ejercer en Baleares sin necesidad de conocer el catalán. Y además han consolidado la ilegal inmersión lingüística en los colegios. Y otras cosas.
El conseller de Cultura ya ha avisado que todo trabajo de investigación que se presente al premio ´8 de Agosto´ solo será admitido si es en catalán. Nada de español, el idioma oficial de Ibiza. Como esta, vendrán una tras otra en la labor de adoctrinamiento e imposición del catalán estándar, o sea, el barcelonés. El Instituto de Estudios Baleáricos ha quedado relegado para reengancharse al Ramon Lull, un núcleo de poder catalanista que usa el dinero de los baleáricos para... relegar la cultura de Baleares. Tiempo habrá para ir desgranando las cacicadas catalanistas de David Ribas, que va camino de superar al pastelero Marià Torres, Rafal, consejero del anterior Pacto de infausta memoria para la cultura ibicenca. No es la primera vez que lo digo: cada vez que Ibiza ha querido seguir las directrices de Cataluña, en Ibiza las cosas nos han ido de una forma catastrófica y lo digo con suavidad. Lo recuerdo con un fin concreto: ahora en Barcelona se las han dado en contra del turismo.
Lo de Cataluña ya está teniendo repercusiones en la prensa especializada internacional. Una cosa es estudiar los problemas creados por el turismo de masas –y yo lo hago casi cada semana– o por el turismo de cruceros y otra es enviar a las cuadrillas de descerebrados a pintarrajear las ciudades con pintadas contra los turistas, como está ocurriendo en Barcelona. Están creando una atmósfera rara contra el turista y esto tendrá consecuencias. En Ibiza no podemos caer en la trampa catalanista. Ellos son una calamidad para ellos mismos. Los ibicencos no somos catalanes. Somos fenicios. Nos comportamos de otra manera.Y haría muy bien el presidente Vicent Torres en controlar a sus monaguillos y no fomentar antiespañolismo ni, por supuesto, excluir a nadie de la política del Consell. Como han hecho, nada más empezar.