Ibiza y Formentera (un poco menos) tienen una historia traumática con los turistas alemanes de los últimos veinte años. De ser uno de los países mayoritarios, junto con Gran Bretaña, pasó a disolverse súbitamente mientras su presencia ascendía en Mallorca.
Se pensó que era debido a cuestiones técnicas por la manipulación optimizada de los operadores turísticos, pero a la postre la pérdida de turistas alemanes coincidió con la gran batalla ecológica de la ejecución de las autovías. Más o menos.
Los turistas compraban sus vacaciones en Mallorca e iban llenando la isla y cuando ya la tenían colmada empezaban a reenviarlos hacia Ibiza.
Era aquel divertido ´efecto rebose´. Ni más ni menos, Ibiza recibía turistas germanos siempre y cuando Mallorca ya no los necesitara.
Una situación enojosa que ha hecho poco por mejorar las relaciones interinsulares, pero intuyo que los mallorquines tienen poca culpa en esta mecánica comercial. Simplemente, los aviones y los hoteles se someten a la servidumbre de una política de bajo coste y solo se consiguen beneficios llenándolos a tope. Atiborrándolos.
Hasta donde se ha podido saber, muchos alemanes que visitaban las Pitiusas eran y siguen siendo muy sensibles a los temas de conservación y sostenibilidad. Todos conocemos historias de residentes que han vendido su casa y se han largado a vivir a otra zona más accesible, más tranquila. Y los que venían para pasar sus quince días también dejaron de hacerlo ante el amazacotamiento grisáceo de los últimos cinco años.
De hecho, la vorágine empieza en diciembre de 2010 con las revueltas saharauis de El Aaiún; después prendió la mecha en Túnez y ya siguieron el resto de países islámicos mediterráneos. Sabemos que el exitazo de Ibiza se ha multiplicado de un forma alarmante en los últimos cuatro años.
Pues bien, los hoteleros de Ibiza ya se han quejado del bajón sustancial del turismo alemán. Otra vez. Otra vez los alemanes dan la espalda a Ibiza.
Si investigáramos cuándo empieza el nuevo divorcio de los germanos puede que encontráramos parte de la respuesta. Que conste que yo no le he hecho porque escribo sin archivos a mano. Yo diría que en 2012 los alemanes ya detectan esta masificación y este desbordamiento totales. En 2013 se pronunciará la fuga. Y en 2014 y en 2015 ya se hará tan palpable que ha alarmado a los hoteleros.
Estos saben que desde enero a julio de este año, el descenso de alemanes en las llegadas del aeropuerto de Ibiza está en un 9,96% menos. Un diez por ciento menos.
Me gustaría insistir ante los podemitas y los socialistas: no hagáis planes para reducir el turismo de las islas. Los turistas ya los han hecho antes que vosotros. Yo me centraría en solucionar problemas, no en crearlos para tapar la realidad con cortinas de humo. Sí, me refiero a la ecotasa, por ejemplo.