La siniestra carambola tunecina acaba de reforzar el valor de las Pitiusas como mercado turístico. El monstruoso atentado de los islamistas contra los visitantes del museo El Bardo, en Túnez, ha potenciado nuestra posición estratégica. Los mosaicos, teselas y conjuntos domésticos de la etapa de dominación romana posterior a la existencia del gran Cartago cartaginés (no el romanizado) fueron mudos testigos de una masacre implacable. Justo lo que más odia el turista: la inseguridad física en tierra de moros.
Ya sé que es una pulsión injustificada, un prejuicio, porque atentados horrendos los hemos tenido en Munich, Londres, París, Madrid, Barcelona, NY, Milán, etc. Y también en países no estrictamente moros (sinónimo de magrebíes), sino en los árabes como Egipto, Israel, Jordania, Turquía, Siria, etc. ¿En cuál no ha habido atentados? Egipto tardó varios años en recuperarse del asesinato masivo de un grupo de turistas. Turquía también ha pagado y paga un alto precio por su inseguridad. Por lo tanto sería injusto que Túnez, uno de los países más avanzados del Islam, pagara un sobreprecio. Pero no siempre funciona el pensamiento racional, sino la percepción (por lo tanto subjetiva) del peligro. Ningún inglés tiene el menor temor de venir a Ibiza o a Mallorca, aunque sabe que en determinadas situaciones su vida puede estar en peligro, como lo puede estar en Manchester o en Glasgow.
En consecuencia, Túnez está siendo brutalmente penalizado por el turismo de cruceros (y el de chárters también, imagino). ¿Quién se beneficia? Si hablamos de Semana Santa, que ya la tenemos encima, Canarias, la Costa del Sol y... sí, Baleares. Las islas Afortunadas están a reventar y en Baleares las reservas hoteleras se han incrementado un 20%, aunque la experiencia nos dice que por estas fechas el grueso de los turistas suele ir a Mallorca.
¿Abrirán un mes antes de lo previsto muchos hoteles de Ibiza, a rebufo de la Semana Santa? Yo diría que no, pero si me dejan sazonar con un poco de humor yo recomendaría que añadieron el aliciente de la caza (no sé si mayor o menor, depende del vino que se haya bebido). Usted no podrá ir a Kenia, pero siempre le quedará Ibiza para matar serpientes y proteger a la lagartijas y a los erizos. Ibiza, la isla sagrada donde no pueden sobrevivir las serpientes, necesita su ayuda: compre su azada en el supermercado. Mejores azadas, las de Ibiza, como la azada fenicia no hay.
Leo que el Consell solo ha contabilizado 118 reptiles. No es nada, pero si han cazado esa cantidad, piense que hay cien veces más y me quedo corto: 11.800 bichos. Nos harían falta más para promocionar el safari púnico, pero en menos empezó la Ruta de la Sal. Ibiza, la senda de los elefantes en busca de la serpiente mágica. Inscripciones gratis y se premiará al ganador con la serpiente de Esculapio, diseñada por un artesano de Tanit. Etcétera. Hasta yo vendré. A mirar.