sábado, mayo 04, 2013

Ibiza en clave de espectáculo permanente


Cuando la vasta masa de jóvenes ibicencos perdió las elecciones progres, sintió el peso del látigo, en forma de crisis cruel y con la pérdida del maná que fluía en forma de subvenciones dispares y disparatadas. Así dejaron las arcas de nuestra autonomía los ´Antich boys´. Un erial. Y ahora habrá que pagarlo ¿Lo han notado ya ustedes? Lo gracioso es que quienes provocaron esta hecatombe con sus políticas nefastas del despilfarro buenista, son los mismos que ahora crucifican a los políticos que emprenden una batería de medidas muy duras ¿Lo han notado, preguntaba antes?
En este ambiente, muchos de estos jóvenes profesionales se han agarrado como a un clavo ardiente a homenajes y fanfarrias culturales o pseudoculturales, pero esto da lo mismo. Lo imprescindible es estar ahí y sacar algún tipo de subvención que nos permita sobrevivir. Lo tenemos crudo, todos.
Lo realmente cultural sería leer las poesías, gozar de la prosa de nuestras escritores, escuchar la música de nuestros compositores y ver el cine que nos ofrecen los jóvenes realizadores. Casi todo lo demás es el folklore adherido en forma de marketing que no aporta gran cosa a la riqueza espiritual.
Ya asumo que esto es un peaje a la sociedad del espectáculo, que todo lo convierte en mercancía, ya lo explicó mi elefante precursor en tantas cosas, Walter Benjamin. Es verdad, hoy no se puede presentar ninguna criatura en sociedad que no venga revestida del ritual lúdico y del escenario visual y tenemos algunos ejemplos en Ibiza y Formentera.
Cuando no se dispone del material literario, musical, artístico necesario, se envuelve en una gran escenificación y se induce al consumo entre cánticos de felicidad. Que nadie se extrañe de que en esta mecánica hayamos caído en los brazos del calendario, que es una manera vulgar de caer. Me refiero a los centenarios. ¿Son una convención social o una apremiante coartada para sacar el lucro cesante de antiguos árboles ya resecos? Quizás ambas cosas.
Si los centenarios sirvieran –como los premios literarios o los festivales de música y de cine– para revitalizar algunas flores del jardín, ya estarían más que justificados y amortizados. Mejor aún si sirvieran de detonante y abono para hacer reverdecer todo el jardín, que falta hace en las Pitiusas.
Propongo algunos actos, como un musical sobre Fray Junípero Serra, una figura balear descollante en todo el mundo. No podemos permitir que se la apropien solo los de Petra. Es de todos. Y en cuanto a nuestros museos, venerables, montar un evento, grabarlo y mandárselo al Ministerio de Cultura. Tema: nos falta un urinario en el Arqueológico de Dalt Vila. Necesitamos la preciada pieza, que nos la ceda doña Isabel Preysler, por un decir... and son on, babies!