sábado, marzo 10, 2012

Islam: guerra al turista desnudo


No es que hayamos regresado a la Ibiza represora de comienzos de los años 70, es que el islamismo o el islam avanzan a una velocidad de vértigo, y no pierden oportunidad de ocupar una zona de poder, aunque sea un sólo milímetro.

Es su táctica y aumentan de una forma imparable en casi todos los países de la Unión Europea.

El Islam no es amigo del desnudo, al menos del humano. Sobre las cabras o las mulas no parece mediar furor ni rabias telúricas.

Aunque sí contra frutas como el pepino o el plátano que en Egipto y otros países no pueden ser exhibidos en escaparates donde las mujeres tengan acceso visual directo.

Ya lo saben bien en Turquía, un país que es un auténtico coloso en el turismo y en la captación de recursos extranjeros. El turismo es el segundo sector, tras la automoción en captación de dinero extranjero. Las costas turcas del mar Egeo son de ensueño.

Los ibicencos y formenterenses somos –con toda razón– unos arrobados defensores de nuestras aguas y costas, sin caer en la cuenta de que están desapareciendo sepultadas por el cemento ante nuestros propios ojos. Pues bien, pregunten a los ibicencos que hayan viajado a Turquía, a las costas quiero decir, que os cuenten sobre la calidad de su aguas y la belleza de sus parajes. Quitan el aliento.

Pero... los políticos turcos (y muchos habitantes musulmanes, la mayoría) no quieren saber nada de bikinis mínimos ni exhibición excesiva en sus playas. Es curioso, los turcos que he encontrado en España lo niegan, pero no les sirve de nada: la realidad se impone. Desde que gobierna Erdogan con el partido islamista AKP es complicado mostrar un centímetro de piel fuera de lugar.

Sólo ha existido un hotel donde se ha podido disfrutar del sol integralmente y ocurrió tan raro fenómeno durante seis días: hotel Adaburnu Gölmar, mayo 2010. Tuvo que cerrar, y no sólo eso, para reabrir –ya sin nudismo, por supuesto– tuvo que modificar los accesos y las instalaciones. Si algún cliente se interesa recibe la misma respuesta antipática: «Ya somos un hotel normal».

No es sólo en Turquía. En ningún país musulmán, ni mediterráneo ni índico, se encontrarán las mínimas facilidades para tomar el sol desnudo ni para consumir alcohol. El islam se va radicalizando y en Europa tiene una presencia cada vez más atosigante.

Que se lo cuenten al Consell de Formentera, cuando en la feria WTM de 2010 se encontró con todas las fotografías (unos bañistas desnudos en las playas) emborronadas por unos tachones que pretendían imitar un bikini.

La presencia musulmana en Gran Bretaña es arrolladora y las autoridades buscan el apaciguamiento a cualquier precio. No conocen su propia historia. Quizás la mano que censuró a los nudistas de Formentera no fuera la de un musulmán represor, sino la de un jefecillo inglés, temeroso de levantar las iras de las turbas de importación.

Por contra, mucha gente que no quiere saber nada de estos países islámicos, a lo mejor vuelven a fijarse en Ibiza y Formentera, donde exponemos los plátanos y los pepinos en cualquier frutería.