En una tertulia improvisada escucho a un grupo de amigos que fueron de despedida de soltero a Conil (Cádiz). No les avergüenza, sino que me muestran sus aventuras lúdicas y lúbricas filmadas en el smartphone. Imagino que antes de la boda ya lo habrán visto varios cientos de personas, porque todo el mundo repite los mismos chascarrillos. Cuando ya han terminado, para no aguarles el alcance de su alocada excursión etílica de fin de semana, les explico que esto lo tenemos en Ibiza y Formentera durante unos 140 días al año, sin parar, en algunos sitios día y noche. Multiplicado por mil.
Algunos ojos de incredulidad me indican que no han estado en un verano ibicenco nunca o hace muchos años. Les doy algunos detalles y a la postre, aun dando por buenos los decibelios y el alcohol que corre en cascada en nuestras islas, no comprenden que los nativos puedan tolerarlo. No lo toleran, les digo, pero por mucho que denuncies absolutamente nadie pone orden en el caos: ni policías locales, ni guardias civiles ni la policía nacional. Obviamente cumplen órdenes y están desbordados: no hay que molestar a quienes molestan, no hay que apaciguar a los ruidosos, con el dinero que cuesta emborracharles y lanzarlos a las pistas (y a las autopistas) de la noche. Si se hicieran controles de alcohol o específicos por drogas, Ibiza cerraría en pleno mes de agosto. La isla se hundiría, los trabajadores serían despedidos y le economía colapsaría en menos de treinta días.
Cuando parece que ya les tengo convencidos, me vuelven a enseñar otro video: unas chicas llevan un globo a modo de corona y en forma de pene y dan saltitos por Conil, Madrid, Almería, Valencia.... donde sea, porque en toda España han descubierto el filón de las despedidas de soltero. Chicas, chicos, gays, de todo. Chillan, se apretujan, se jalean, pero no son más de doce. Les tengo que explicar las carrozas de promotores y animadores de discoteca que empiezan por las mañanas en los hoteles y las playas.
En Ibiza no son doce, sino doce mil en al menos doce discotecas. Sin parar la música ni un solo segundo. No sólo con la copa, sino muchos de ellos cargados de éxtasis y otros estimulantes a lo bestia. Las despedidas de soltero en la España continental están accesibles por 40 euros toda la noche. Les explico que con 40 euros en Ibiza no puedes ni pasar el umbral de su casa. No pagas ni la entrada en una disco. En España ya son varios los ayuntamientos que multan por escándalo nocturno con 3.000€ y algunos incluso han prohibido la celebración de estos ritos (por cierto, Conil lo ha hecho). Carmena también ha avisado: solo quiere desmanes políticos, nada de diversión. Quizás por esto Ibiza tiene tanto éxito: es el catalizador de las frustraciones universales.