El verano se está fundiendo bajo estos calores exagerados, pero es cierto que ´quien día pasa, año empuja´ y estamos caminando hacia el otoño con paso suave. Verano de excesos, de sangre y de sequía, aunque al final Ibiza ha superado la prueba del agua mal que bien. La mitad de los pueblos de Baleares permanecen bajo la amenaza de la carestía de agua y deseando que otoño sea generoso con las lluvias que suelen cerrar el verano. Parece que no va a ser así. El otoño, dicen, también será seco. Yo no me fío, será de repente, sin avisar caerá una tromba de agua que hará mucho daño. Yo limpiaría los patios, desagües y terrazas y no dejaría mercancía valiosa amontonada en el suelo de ningún almacén que sea susceptible de inundación.
Pero el otoño es maravilloso, si uno supera el cansancio y el shock postraumático tras el verano en Ibiza. Hay que reforzar el cuerpo, comer bien, frutos secos, verduras y fruta. Y reposarlo para iniciarse poco a poco en los ejercicios que nos darán el tono para superar bien el invierno. Maravilloso también el invierno, mala época para los mosquitos. Matanzas, caminatas, torrades y el cielo que se transparenta como un cristal.
En invierno se siembran las esperanzas, uno se reencuentra con la física y la química del cuerpo, de los cuerpos. Ibiza ha perdido los veranos entre los isleños, porque estamos ocupados en superar la avalancha y en hacer caja. Pero también hemos perdido los inviernos: los ibicencos nos hemos rendido en invierno y salimos de viaje. Al final apenas queda nadie en las calles. Y uno queda reflexionando...¿de verdad viven 160.000 personas en Ibiza y Formentera? ¿Dónde se refugian?
Por cierto, muchos de ellos revivirán el obsesivo efecto ratonera. Quien pretenda salir (y volver) en Navidad y fin de año, haría bien en reservar el billete de avión ahora mismo. Ya tendrá dificultades y deberá afrontar precios dolorosos. Por internet es fácil hacer la reserva y lo suelen hacer todos aquellos funcionarios que pueden.
Sembrar una esperanza, decía. Será la luz que nos mantenga vivos en los próximos meses y nos inspire en nuestras relaciones, amistades, amores y ausencias irreparables. Vivir en Ibiza está muy bien, pero es bueno armarse con un plan de ruta que nos ayude en los húmedos días bajos. Sabiendo que nuestra luz nos llevará a destino y para cuando nos demos cuenta nos encontraremos en plena primavera. La Tierra dando vueltas por nosotros y nosotros en ella. Movimiento silencioso. Esperanza, mientras duermen las serpientes.