Dice
el importante operador turístico Thomas Cook que si se pone una
ecotasa en Baleares muchos turistas dejarán de venir. No lo sé,
pero observo que se esgrimen los mismos argumentos que en el primer
intento, creo que del año 2002. Fue un sonoro fracaso que murió con
sordina, casi en silencio, porque al Partido Popular y a los
hoteleros no les interesó celebrar una victoria agridulce.
En
aquella época muchos pensaron que la implantación más que
arbitraria de la tasa turística fue un pulso entre algunos
arrogantes miembros del Pacto y el lobby de los hoteleros. Para que
estos supieran desde el primer momento quien mandaba. El gallo del
corral impuso su criterio, pero poco le duró el cacareo, algo más
de un año.
Arrogancia
política e intereses económicos aparte, la clave está en saber qué
es la tasa, conocer de buena fuente si será útil y si no causará
más daños de los que pretende evitar. Si se decide que sí, queda
un enorme problema: ¿Cómo la aplicamos?
Mi
opinión personal es muy clara: tengo una aversión total a cualquier
tipo de impuesto, aun sabiendo que tenemos que contribuir todos en el
mantenimiento de la sociedad del bienestar, que cada vez emplea a más
derrochadores en un gasto público improductivo que a medio plazo nos
llevará a la ruina total. Gente más informada que yo ya lo ha
explicado en algunos medios nacionales.
Yo
estoy en contra de la mayoría de los impuestos existentes, rebajaría
la gran mayoría y otros los suprimiría. Comprendo que es imposible
en la actual mecánica de un Estado de las Autonomías demencial e
insostenible.
Solo
nos faltaría una ecotasa, para acabar de debilitar nuestra economía,
que compite a duras penas con destinos que no la aplican y ofrecen
instalaciones más modernas. Las almas cándidas que hablan de un
impuesto finalista saben que apenas llegaría para solucionar nada y
que el dinero ha de venir vía presupuestos del Estado, que por esto
lo recauda a espuertas con el IVA, tabaco, alcohol, puertos y
aeropuerto.
No
aconsejo usar la ecotasa como letrilla de cantautor . El Pacte
necesita siempre un tema que articule su política, cuando gobierna
en los despachos o cuando alborota en las calles. Suelten el tema y
dejen a las empresas en paz.
Y
para finalizar una pregunta ¿usted compraría un coche de segunda
mano a Francina Armengol o a Vicent Torres? Entonces con más motivo
es inútil y peligroso ponerles unos millones confiscados a los
turistas... que se hospedan en los hoteles. Y esta es otra. ¿Quién
pagaría la ecotasa?