Tenemos que decirlo sin timidez: el verano 2013 ha sido extraordinario, es decir, fuera de lo normal, tanto es así que hemos batido todos los récords, en lo bueno y en lo malo. Digámoslo, paladeemos el triunfo y felicitemos a todos aquellos que hayan participado en el buen fin y desarrollo del año. Hasta el mes de octubre, el aeropuerto de Ibiza había registrado un total de 5.506.964 pasajeros, un incremento del 2,8% sobre el año 2012. Son cifras muy serias. Ibiza y Formentera nunca habían obtenido tales cotas.
Por cierto, sin maldad alguna ni con ánimos de desanimar a nadie, el fenicio quiere –a riesgo de ser redundante– aclarar una y cien veces que este no es el número total de turistas. No se rían. No hace mucho leí una entrevista con un joven empresario del turismo ibicenco que parece haber inventado el turismo lúdico de lujo, cuando ya llevamos más de 30 años con establecimientos hoteleros que se dedican a este sector. Lo que pasa es que estos profesionales eran discretos, a diferencia de los de hoy, que van disparados como una moto, como si hubieran inventado el Mediterráneo. Supongo que todos hemos sido jóvenes y que todo se aprende. Pues bien, este mismo explicaba exultante que en Ibiza habían venido cinco millones de turistas. No, no. Es un error común, elemental, por lo que los columnistas no tenemos más remedio que ir haciendo un poco de pedagogía. En realidad es muy fácil la mecánica, no la suma final, que siempre queda suelta en varios flecos.
Los 5,5 millones del aeropuerto se han de dividir por dos, ya que son entradas y salidas. Por el aeropuerto un pasajero transita por sus instalaciones tanto si llega como si se va, tanto si entra como si sale. Por eso, esta cifra final tan impresionante. Tampoco podemos deducir que todos los usuarios sean turistas. No lo son. Hay no pocos miles que son viajeros que entran o salen de la isla por los motivos más dispares: trabajo, placer, sanitario, religioso, a saber. Otro rasgo de distorsión es el índice de repetición: muchos usuarios de los vuelos pueden usar los servicios veinte o cuarenta veces en un año, tanto de entrada como de salida.
Ya que estamos en la cocina de la estadística, tampoco podemos olvidar que no es el aeropuerto el único medio de entrada y salida a las Pitiusas. Una vez corregido el sesgo por aproximación a las cifras aeroportuarias, tendríamos que investigar cuántos posibles turistas han venido en barco, en ferry de línea. A ello hay que sumar unos miles (ignoro cuantos y nadie dará estas cifras) que vienen a Ibiza por sus propios medios, yate o lancha.
Así que también en el manejo de cifras se ha de templar la euforia. Espero que a finales de diciembre sepamos con bastante rigor el probable número de turistas en 2013. Mientras tanto, brindemos por esta riada o mejor dicho, mareada de turistas. ¿Me aceptaría usted una cifra redonda de casi 3 millones? En tal caso, es un récord impresionante. ¡Bingo!