Peter Sinfield (King Crimson) en primer plano y Sandy Pratt al fondo. Estamos en la Ibiza increíble de 1978, en plena senda de los elefantes de todo el planeta. Aquella Ibiza se nos fundió en las manos y apenas queda nada. (Gracias a la web de P.S. Return to the Song Soup on Sea)
Ya no vivo las muertes en vivo –por decirlo así–, me llegan en diferido o las descubro casualmente en alguna esquela del Diario. Pero el tránsito de estos amigos duele igual y se van acumulando en esta extensa lista de pérdidas de gente que he conocido en la isla.
Cuando fallecía algún personaje popular Paco Verdera se sentaba –si estaba en Ibiza– y redactaba unas líneas anónimas: la Ibiza amputada, esto me dijo una vez.
«Cuando muere algún personaje que ha tejido tantas relaciones es como si desapareciera una parte de Ibiza, es como si le amputaran un trozo». Supongo que es cierto, porque yo no observo que se produzcan los relevos en el mismo tono ni registro. Por eso mismo ha cambiado tanto Ibiza, no sólo por la necesaria renovación generacional, sino porque muchas veces no existe un relevo que siga corriendo en la misma pista.
Nos ocurre en lo personal a todos: cuando se nos va alguien significativo es muy difícil encontrar un sustituto que llene el vacío y supongo que no debe ni intentarse. Hay que seguir bregando con las cartas que el destino nos manda y no siempre se elige la compañía, por extraño que parezca.
Ahora leo que Sandy Pratt (1930-2010, estético incluso en la redondez de las fechas) también nos abandona. Hace algunos años que no le veía, pero ya veo a poca gente de Ibiza, porque se han muerto, se han ido o se han escondido y yo mismo no paso mucho tiempo en la isla.
El Sandy más conocido lleva la ´s´ posesiva inglesa. El bar Sandy's fue una institución en Santa Eulalia conocida en todo el planeta. Yo lamento no haber tenido la edad para disfrutar de sus primeros años. Al menos lo conocí cuando ya estaba saturado del bar y de los cambios de Ibiza. Sandy era muy educado, atento y transigió en contarme anécdotas y algunos episodios de su vida, siempre y cuando yo no los publicara en forma de entrevista con él. Ignoro si era por pudor o por prudencia.
Quizás ambas cosas: el Sandy's guardaba muchos secretos de la Ibiza fértil y secreta, donde numerosos elefantes se escondían literalmente, como Howard Sackler ('Tiburón'), el archiconocido Denholm Elliott –muy popular en los últimos años– que murió de sida y estaba casado con una mujer animosa y entrañable, Susan, que también tuvo una galería renombrada.
Y muchos más. Santa Eulalia heredó el magma creativo de la Ibiza de Ivan Spence, donde se unían algunos bohemios sin pedigrí con artistas del cine y de la pintura y otros más próximos a la jet set, caso de Niki Lauda, que al final ya era un ibicenco más, como el pintor Antonio Villanueva o la saga de los Molina, muy queridos en Santa Eulalia y en toda la isla.
Cuando traté más a Sandy, al final, ya harto del bar (lo estaba traspasando), comenzaba a desarrollar su gran pasión: el cuidado y diseño de jardines. Conocía todo de las plantas y tenía buen gusto para el diseño de espacios. Hizo mucho por el nombre de Ibiza, por sus miles de amigos, por las plantas, por la vida. Dicen que murió tranquilamente. Lo creo. Gracias, Sandy.