Si desechamos las medidas químicas, el Dimilín o
cualquier otra, para exterminar la procesionaria ¿a qué armas
podemos recurrir en esta guerra interminable? Comprendo la tentación
de atacar con argumentos drásticos y agresivos las grandes
infestaciones de pinares, porque la oruga es voraz y realmente causa
daños a la vegetación. Pero no conduce a nada. Es una estrategia
equivocada y en esto están de acuerdo todos los biólogos que he
consultado..
Nos ocurrirá cada vez que debamos lidiar con la
fortaleza de especies intrusivas en nuestra flora y fauna: ellas se
adaptan a toda velocidad sin nadie que les ponga barreras. En el caso
de Ibiza y Formentera es peor, pues nuestras especies son específicas
y no abarcan todo el muestrario.
El picudo rojo ha medrado y sigue haciendo daño a
nuestras palmeras, a pesar de que en algunas recientes
investigaciones se está enfocando la manera de combatirlo con
eficacia. Nos ocurre con la procesionaria. Y con las serpientes. Hay
decenas de plantas importadas a las islas que están causando
desequilibrios y daños en las especies autóctonas.
En artículos anteriores publiqué sobre la existencia
de pajarillos muy eficaces contra las orugas de la procesionaria: el
herrerillo, el cuco, el críalo o cuco moteado, las urracas, el
cuervo, el carbonero común (revienta las resistentes bolsas de seda
y se harta de bichos) y acabo de confirmar mis antiguas sospechas: la
abubilla (el puput tan abundante en nuestras islas) también las
traga sin problema, es más, es un depredador natural sobre todo en
su estado de pupas cuando están enterradas en la base del tronco...
y me disculpo por no haberlo confirmado antes. Importante, porque en
Ibiza abundan, y más abundarían si tanta fumigación no hubiera
dañado el equilibrio ecológico global.
Otro medio que se ha empleado con éxito relativo (todos
son relativos, la plaga no se erradica) han sido las feromonas, una
trampa sexual. Cuando veas un vaso blanco colgado de una rama de un
pino no se te ocurra tocarlo ni tirarlo al suelo. Aparte de otros
peligros que tiene la procesionaria -mejor ni acercarse- estos
recipientes sirven para cazar las orugas macho. También se sabe que
algunas moscas depositan sus larvas en la larva de la procesionaria y
las canibalizan.
Pero he descubierto otro método. Prometí contarlo en
mi último artículo. Nuestro protagonista se llama Cordiceps
Militaris y es un hongo soprendente.
Cuando la oruga va bajando por el tronco del pino para
enterrarse y pasar al estado de crisálida, le cae encima una espora
de este hongo: está sentenciada, pues el Cordiceps cuando desarrolle
su micelio comenzará a nutrirse de las proteínas de la crisálida.
La chupará hasta dejarla convertida en un pellejo reseco. Lo veremos
cuando en la base del pino nazca poderosa y brillantemente una serie
de clavos ardiendo de unos 5 cm. Debajo de cada uno de ellos hay una
oruga que ha servido de alimento al hongo. Llenemos las Pitiusas de
Cordiceps Militaris. Y ganaremos la guerra sin generar tantas
víctimas colaterales.