No hay tontería ni locura que nos sorprenda y esto es muy mala señal. Significa que hemos extraviado el manual de instrucciones y que las referencias de nuestro campo semántico se han abandonado al caos. Lo digo en torno a la sugerencia de la consellera Pepa Marí para introducir un nuevo impuesto a los coches que circulen por la isla. Éramos pocos y parió la abuela.
No se entiende muy bien que lance al aire el proyecto si ni siquiera tiene la menor idea de cómo concretarlo. Y el periodista le sigue la corriente. Bueno. Entiendo la buena fe de Pepa y de todos los miembros del Consell, y como tal merecen un respeto. Pero políticamente navegan a la deriva, juegan al engaño (esto de los globos sonda) y están causando unos derroches escalofriantes. Mejor sería que estuvieran callados, cobraran a fin de mes y que se enfrentaran a problemas incómodos que merecen atención apremiante, por malolientes que resulten.
En España ya existe el impuesto de circulación, sumado a otros muchos que gravan el automóvil y el carburante. Un coche es un gasto fastuoso, pues se paga por comprarlo, mantenerlo, aparcarlo y por circular. Solo nos faltaba esta tasa que Pepa Marí llama «euroviñeta» y que no dudo que pueda funcionar muy bien en las sinuosos carreteras de montaña de Austria.
En Ibiza, crispará aún más la vida diaria de los pitiusos y de los residentes, que ya no llegan a final de mes ni de cerca. Pepa se suma así a los actores que han conseguido hacer de Ibiza un sitio inhabitable, invivible, y la prueba es que se están largando cada año y a miles los residentes alemanes, franceses y británicos. En Ibiza no hay quien viva ni quien pueda pagarlo. Una familia que lleva veinte o treinta años no se marcha por puro capricho. Es que no pueden afrontarlo.
Sabe bien la consejera que no se puede gravar dos veces el mismo concepto, ni se puede funcionar con un doble precio (para residentes y para turistas). No hace mucho, el tranvía de Sóller ha sido denunciado por esto mismo.
Pero hay algo que sí podrían estudiar los ayuntamientos y Consells de Baleares: que no puedan circular en actividad comercial los automóviles cuyo impuesto de circulación sea efectuado en algún ayuntamiento de la Península. Es imposible prohibirles la circulación, pero sí que se alquilen en oficinas, talleres y calles de la isla. Si recaudan su beneficio en Ibiza, que dejen sus impuestos para que los ayuntamientos locales puedan hacer frente al gasto.
De todas formas, querida Pepa y otros desesperados por la avalancha turística, el problema es que viene demasiada gente, sí demasiada. El doble que Menorca. Y si no me equivoco, antes de dos o tres años el tema se resolverá por sí solo: solo vendrán los desesperados por la droga y la disco. Aquí no quedará nadie. Ya vamos en camino.