No es Ibiza. Podemos asegurarlo |
Otro verano con escasez de agua y abundancia de cerveza nos pone en disposición de volver a organizar concursos de caza de serpientes. Si es cierto que solo se han capturado 121 con las trampas instaladas por el Consell de Ibiza podemos estar seguros de que quedan miles de víboras desparramadas por los campos resecos de Ibiza.
Resecos estarán a partir del 30 de junio porque ya no se esperan lluvias significativas, sin descartar algún temporalazo de levante, que como su propio nombre indica volverán a levantar las algas del fondo y las dejarán sobre las arenas de media Ibiza. Sacar la posidonia muerta demasiado temprano es perder mucho tiempo y dinero. Déjenla en paz hasta mediados o finales de mayo. Además, no quiten ni una brizna de algas de Talamanca, porque forman una barrera formidable para frenar el ímpetu de la materia orgánica que irá destilando el emisario.
Qué rapidez el gobierno formado por comunistas, socialistas, catalanistas, ecologistas y en Ibiza también por Podemos, qué rapidez en poner impuestos y aumentar cargos de confianza. Son de una eficacia sorprendente a la hora de cuidar de lo suyo.
Por contra, una isla que recibe tres millones y pico de turistas cada temporada y, por lo tanto, factura una fortuna en impuestos, ha sido incapaz en los últimos años de construir un sistema eficaz, sano y seguro para evacuar la contaminante materia orgánica.
Las depuradoras ya no daban abasto hace un lustro, las desalinizadoras desalan a duras penas para el consumo doméstico y este verano volverá a repetirse la pesadilla. Y no será solo en San Jorge. Media isla sufrirá sed y es probable que el líquido que salga de los grifos sea el tradicional: una peste de cal, cloro y salitre que deja abrasados los electrodomésticos.
Puede aplicarse gran parte del programa a Formentera, incluido el baile de las serpientes. Por lo que leo, Mallorca no está mejor dotada de recursos hídricos ni de reservas en los acuíferos. Será un desafío salir bien librado del verano de 2016, si antes no ocurre una desgracia que espante al turista. ¿Podemos llegar a los 14 millones?
No me extraña que todo aquel funcionario -incluidas las fuerzas de seguridad- que pueda librarse en julio y agosto se tome sus merecidas vacaciones. Pero este verano harán más falta que nunca.