El
verano pitiuso tiene esta característica tan insolente: no se
presenta con amabilidad y un progresivo acercamiento: nos estalla en
plena nariz sin avisar. Y con el verano llegan los buitres y los
pajaritos ateridos por la crisis gélida de la meseta. Buscan
desesperadamente una habitación para dormir, que no suelen bajar de
los 500 euros. Casi la mitad del sueldo se queda pegado en el
colchón. Un atraco.
Todos
quieren hacerse el año en apenas tres meses. Los ibicencos también
sufren un expolio continuado en sus tasas, impuestos, en los abusivos
precios del duopolio del transporte marítimo y por otras muchas e
inesperadas contingencias.
Unos
se quejan de los otros y los otros creen que los ibicencos nadan en
la abundancia. No, ni siquiera nadamos ya, tal es la cósmica lluvia
de medusas venusinas. Así que todos vamos en busca de la misma
novia: hacernos el verano, cargar el coche y regresar al pueblo de la
península o los de aquí, acumular suficiente dinero para llegar,
cuanto menos, al próximo mes des febrero. El resto del año ya se
verá: arroz, espaguetis, cuatro huevos de las gallinas domésticas y
beber mucha agua, aunque sea la correosa agua (aguas, porque son
varias y de distinta procedencia) de las Pitiusas. Mi padre diría:
“Aixó és retrama pura”.
El
fenicio se rasca la cabeza. Todavía no hemos acomodado a los
primeros turistas y ya tenemos la parada de taxis legal y la otra, la
desbandada de taxis en negro, en B. Ya tenemos las paredes y vallas
ilegales o alegales, pero aquí están, plantadas contra viento y
marea. Ya tenemos que soportar el yate alquilado por algún fantasma
que lo tiene fondeado en aguas de Figueretes y emite músicas, coros
y danzas a lo largo de toda una noche interminable. En el país donde
hay más políticos y funcionarios del mundo (quizás nos gane Corea
del Norte) ante estos hechos intolerables ninguna autoridad se da por
aludida. ¿Comprenden ya ustedes como el común de los mortales
prefiere votar al botarate Iglesias y al antisistema Podemos, en vez
de jugar a sus juegos de corrupción, impuestos, ruina, derroche e
ineptitud?
El
mismo día encuentro una noticia mucho más poética. Un andorrano ha
conseguido colocarle un tractor inexistente a un payés de
Formentera. Ya es difícil que un payés compre una mula que no ha
visto con sus propios ojos. Mucho menos venderle una moto o un
tractor. ¿Los fenicios estamos perdiendo facultades? Me preocupa.
Lo
único que parece inalterable es la pachorra de los gobernantes
locales, la mayor parte de los cuales no sé sabe qué función
cumplen en esta vida ni porque cobran a final de mes estos abultados
sobres. Vamos a Ibiza Manolo que allá atan los perros con longaniza
y nos levantaremos una fortuna haciendo el taxi. Y así año tras
año. Ya ha estallado. Bum.
@MarianoPlanells