sábado, julio 24, 2010

Ibiza ya es Matrix


Una señora sentada en una mesa de una agencia de viajes encargando un billete. Detrás de la mesa le contesta el empleado: «Señora, ahora mismo todos nuestros viajes son de aventura. ¡Quién sabe si esta agencia abrirá mañana!»
A nuestra incierta situación laboral hay que sumar una desastrosa situación financiera y económica en general. Los turistas que vienen a Ibiza saben por experiencia que un simple y anodino viaje de Manchester a Ibiza puede convertirse en un azarosa aventura con final inesperado: desde las cenizas volcánicas islandesas a una campaña huraña (bien por el ripio interior) de los controladores aéreos hasta una amenaza de bomba, incluso una cancelación por peligro de terrorismo en algún punto del Mediterráneo. Cualquier cosa es posible y el viajero ya la asume como parte de la rutina anual. Y es que los europeos nos hemos mostrado diligentes en la gestión de los desastres, aunque todos sabemos que en términos absolutos la seguridad no existe.
Y lo sabe el turismo de Ibiza, ya muy joven y químicamente alterado. Empieza el verano y comienzan a volar turistas desde los balcones amén de otros fenómenos que parecen responder a alteraciones que ya se dan por asumidas. Incluso en este paisaje hemos aprendido a minimizar los riesgos, con medidas tan simples como romper el ritmo de apertura o tener en disposición a unos cuantos sanitarios que conocen el asunto y evitan que las intoxicaciones vayan a mayores. Lo que ocurre en Ibiza es ya un caso referencial. Bienvenido sea este pensador francés que quiere iluminarnos. Gracias, pero ya llevamos unos 25 años escribiéndolo, aunque tratándose de teorías, cuantas más mejor.
Incluso antes del fenómeno ´Matrix´, que es muy reciente, 1999, ya nos hemos ido fijando en la deriva del turismo de Ibiza. Si comenzamos por la película 'More' de Barbet Schroeder, 1969, descubriremos que la promoción (involuntaria) y la evolución del turismo de Ibiza se ha hecho bajo la sombra (benigna o maligna, eso cada cual sabrá) de la droga. De las drogas.
Algún día tendré que pensar más despacio sobre este fenómeno, que en realidad no comienza en 1969. Al menos el uso conocido del cannabis es de diez años antes, de 1959. Ya no digamos el alcohol. Pero lo que ocurre ahora es flagrante. El turismo de discoteca, siempre ligado a las drogas, por mucho que no les guste que lo digamos, se ha ido apropiando del tiempo y del espacio Ibiza, que a la vez se ha convertido en pasarela de prensa para las celebrities y los famosillos, como ya anticipé a finales de los años 80. Algunos famosos sólo aparecen uno o dos días para hacerse las fotos y después desparecen en otro sitio más discreto para descansar.
Así, Ibiza se ha ido reduciendo a un Matrix con dos sociedades que usan dos tiempos y dos espacios distintos. Durante dos meses un millón y medio de usuarios se abandonan a la química y a la música, en un universo paralelo. Claro que hay minorías horizontales y silenciadas, todo incluido y gente atónita. Pero básicamente el fenómeno Ibiza Matrix funciona como un reloj, lo que no sé es para cuánto tiempo.