domingo, noviembre 18, 2007

La realidad será más dura que las leyes

La realidad será más dura que las leyes En 7 días Mariano Planells

Llevo al menos tres años con el acelerador y la mirada puesta en el urbanismo, por el destrozo vertiginoso que ha causado a las islas.

No sé si este esfuerzo vale la pena, pero los periodistas no tenemos el boletín oficial de la comunidad. Esto ya está en manos de los políticos, desgraciadamente. O afortunadamente.

Los ayuntamientos nutren sus arcas de los arbitrios, cánones y tasas procedentes en su mayor parte de todo lo relacionado con la vivienda, con la construcción y con el urbanismo. Te cobran antes de hacer la casa, mientras la haces y cuando ya la has hecho. Y cuando ya, hecha y habitada, pensabas que se te había acabado el pagar. Siempre pagas.

Los ayuntamientos saben que se corre el peligro de asfixiar la única actividad (descartado el turismo) que deja pasta gansa.

La contradicción será difícil de vencer. Si seguimos dando licencias se nos acaba el espacio y la buena vida. Pero si no seguimos dando licencia se nos acaba el dinero.

Por eso suelo decir que el urbanismo es la única asignatura pendiente, el único tema importante. Y es feo, desagradable y duro de roer. Pero es lo que hay. Y tan importante es que incluso se habla de crear algún tipo de policía urbanística. ¿Más policía?

El Consell Insular debiera hacer uso de sus recursos, optimizarlos, antes de crear más gasto. Llevar una política clara, gestionar las denuncias con rigor e imparcialidad y tratar por todos los medios que los jueces cumplan con su trabajo con diligencia. ¿Más policía para qué? ¿Para enviar un papel poniendo cara de matasiete o de sietemachos? No. Mejor usar la que hay, debidamente cuidada, remunerada y ampliada.

Tiene razón Miguel Ramon cuando se explica: Poco podemos arreglar donde ya están concedidas las licencias; queda poco suelo, etc. El pastel está repartido desde antes del año 2000. Y en algunos municipios ha habido auténticas orgías de ladrillo y cemento.

Al final, las leyes y los políticos sobrarán, porque la realidad habrá impuesto su fuerza incuestionable. Y está llegando el día.

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