miércoles, mayo 29, 2013

El bikini es bienvenido... en Egipto

Si alguien había olvidado que en los últimos dos años Ibiza y Formentera han gozado de unos cuantos miles de turistas prestados por el efecto de la Primavera árabe, desencadenada en febrero del 2011 y por otros acontecimientos que han alterado seriamente la paz y la seguridad en la ribera mediterránea, estaba muy equivocado.Seguimos beneficiándonos del dolor y de las desgracias ajenas, pero ya es hora de contar que muchos mercados afectados ya están mejorando las perspectivas. Según las últimas cifras, el turista alemán ha perdido el miedo a los desprecios y agresiones verbales de los griegos y han aumentado las reservas a distintos puntos helenos en un diez por ciento. Los locos ingleses se reencuentran con Corfú, la segunda Ibiza, dicen ellos mismos.
Túnez se está recuperando sobre un cinco por ciento, más o menos como Egipto, con la ventaja para este último país que recibe más variedad de turismo, por ejemplo el turismo cultural de invierno y de entre tiempo. El ministro egipcio habla de un aumento del 15%. El turismo significaba un 11% del PIB egipcio. Su derrumbamiento acarrea serias consecuencias al país bajo el poder del islamista Mursi. Ha sido Egipto, un país importante en el orden turístico, quien ha empleado más energía y dinero en explicar la nueva situación de acogida del turismo mundial. Los fundamentalistas y los Hermanos Musulmanes tienen una explicable y justificada mala prensa. Muy mala prensa: «Egipto, entre la nada y mierda», escribía Alejandro Gándara y otros corresponsales, más bien refiriéndose a El Cairo. Tampoco han ayudado a la imagen turística las casi cotidianas escenas de pánico callejero, violencia, violaciones muy crudas a pleno día y enfrentamientos y amenazas de todo tipo entre islamistas y no islamistas. Hechos que sólo ocurren en una zona de El Cairo, se defiende el ministro Zaazou.
El turista es cobarde, no es Indiana Jones, aunque algunos se lo crean y se llevan maletas llenas de fotos y de guías para contarlo en el pueblo, disfrazados de coronel Tapioca. Egipto tenía en 2011, antes de la rebelión, una situación privilegiada y una economía que vivía de las remesas de los emigrantes y del turismo, unos 14,5 millones al año. Es una abultada cantidad para un país árabe, aún muy lejos de los 57 millones de España.Son muchos si hay que pensar que algunas excursiones se llegaron a hacer respaldados por dos policías a cada paso que vigilaban con armamento militar a los grupos de visitantes despistados. A nadie se le escapa el odio al cuerpo humano, en especial al femenino, que tienen los árabes radicales. El ministro de Turismo de Egipto, Hisham Zaazou, sabe esto y ha visitado varias ferias y capitales europeas, explicando que el bikini será tolerado sólo en la playa. Oh, vaya.
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sábado, mayo 25, 2013

Ibiza es el vacío

Lao Tse en el 'Libro del Tao' sugiere las cualidades y la importancia del vacío: «Treinta radios convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro lo que la hace útil. Con arcilla se moldea una vasija, pero es precisamente el espacio que no contiene la arcilla el que utilizamos como recipiente. Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que podemos utilizarla. Así, de la existencia provienen las cosas y de la no existencia su utilidad».
Desde que usé el aforismo sobre la cerámica en un catálogo del pintor Antonio Villanueva, a comienzos de los años 80, lo he visto reproducido por enésima vez. Este pensamiento es atractivo. A los artistas parece entusiasmarles la idea del vacío, cuando desde siempre se ha hablado de la angustia del vacío del folio o del lienzo en blanco. ¿Cómo vencer la angustia ante el vacío? Integrándose en él. El libro del Tao es un compendio de útiles paradojas que nos ponen ante el misterio de la vida y de la naturaleza y finalmente parece sintetizar los contrarios.
Observo que dos jóvenes artistas de Ibiza usan el tema (Vacuidades contemporáneas) en otro sentido, en una exposición que propone una reflexión pausada en un mundo ruidoso lleno de mensajes redundantes. Ellos son Rafel Ribas Ribas y Christian Juan Page. Les deseo suerte en Can Curt.
Pero lo del vacío sigue siendo un misterio que nos envuelve y que siempre regresa.
Nos ponemos a pensar y en la cultura occidental el vacío siempre se presenta como un desastre inminente, como cuando se habla de un vacío existencial, que parece ser una condición miserable. Tiemblo solo de pensar en el vacío cuántico. ¿Y qué decir del vacío legal o del vacío sanitario? Parece cosa mala de verdad.
La impresión queda confirmada cuando llego a la conclusión metafísica definitiva: el vacío es Ibiza. Ibiza somos el vacío.
Por esto todos el mundo quiere rellenarla de hormigón. Incluso ahora cuando estamos rebosantes y en pleno destrozo nos proponen un Ibivegas levantado en parte en suelo rústico. Los ibicencos no soportamos el vacío y enseguida procuramos rellenarlo. Pero no lo conseguimos, a pesar de todo, porque el vacío absoluto solo existe en la filosofía.
Es el caso de estas 10.000 viviendas vacías en Ibiza, una cifra a la baja, porque si hablamos del invierno son muchas más. En total hay 81.564 viviendas en las Pitiusas. Mi intuición me dice que en febrero ha de haber la mitad vacías. Las Pitiusas sufren una metamorfosis, un vaciado silencioso que se inicia cada otoño.
¿Lo ven? El vacío es cosa mala. Y como le tememos más que a la peste, que era muerte segura, abandonamos la soledad carísima del invierno y nos vamos, como las golondrinas, a pasar el invierno a Berlín, Cáceres, Valencia, Goa, Castellón o Marrakech, con lo cual vaciamos más las calles, los comercios y los bares. Solo las mezquitas siguen cada vez más llenas.

miércoles, mayo 22, 2013

El mar es nuestro petróleo


La construcción está hundida en las Pitiusas y el ramo de comercio está gravemente tocado. Sólo nos queda el turismo y queda mucho por mejorar. Algo así explicaba Vicente Torres, Cámara de Comercio, poniendo cara de circunstancias.

Nos queda el turismo, y éste depende del mar. De hecho, el propio mar es nuestro petróleo. Nada de sentido figurado: los ingresos por turismo de toda España superan en mucho a los dólares que ingresa Venezuela por la venta de su petróleo. Lo peor que le podría pasar a Ibiza es perder la actual potencia turística.

Proporcionalmente somos de los mejor situados del planeta, ya saben que no soy dado a estos alardes, pero las cifras cantan. Esta situación de privilegio, tan duramente ganada entre todos la tenemos que defender a muerte hasta el último segundo y el primer interesado debiera ser el propio Estado, que con un sistema fiscal que grava el consumo con impuestos indirectos engrosa sus arcas con sabrosas aportaciones. Las remesas de Baleares son colosales. Mucho mayores de lo que podría exprimir de la explotación de las plataformas petrolíferas circundantes. Además, la actividad turística socializa más que ninguna otra, el reparto de trabajo, en suma, de riqueza. Pero no tenemos nada asegurado.
Unas proclamadas pruebas de explotación de crudos en el mar de Ibiza podrían ocasionarnos daños muy graves e irreversibles. Nadie quiere pasar sus quince días de vacaciones en un mar opaco, lleno de medusas y de engrudos de alquitrán. Bastante suciedad dejan los barco y yates que actualmente sestean sobre las aguas azules de nuestras costas. Estos días se sigue hablando del tema. ¿Por qué no se desautorizan estas licencias? Está claro que no son compatibles con el auténtico petróleo, el oro blanco, que son los turistas.
En Ibiza, vivimos del turismo. No vivimos del petróleo.

Un inciso sobre los impuestos que gravan el turismo, que se considera técnicamente una exportación. Y es sabido que las exportaciones no pagan el IVA. ¿Para cuándo un IVA superreducido? Ya no pido un IVA exento.
Hay otro peligro ante el cual las autoridades mallorquinas parecen rendirse de antemano: la destrucción de las praderas de posidonia, esta planta que fabrica arena, oxigena las aguas, que atempera las tormentas de fondo y que hace más transparentes las aguas litorales. El petróleo y sus plataformas destrozará cuanto encuentre por delante. Pero en los fondeos de yates y en la demarcación de zonas de protección no podemos ser descuidados. Ver las fotos de los garreos, surcos tremendos de consecuencias definitivas, nos llena de desasosiego. Hagamos las cosas bien, que para hacerlas mal siempre estaremos a tiempo.

sábado, mayo 18, 2013

Pocos españoles e italianos



Sabemos que el turismo depende de cualquier contingencia de tipo político (primavera árabe, guerras de los Balcanes, quiebra y rescate de Grecia, un mal gobierno de tipo socialistoide como el Pacte, etc.) o por catástrofe natural (un año de lluvias, autovías en Ibiza, el volcán de Islandia, etc.), pero una vez se ha aceptado la premisa básica, por casi todo lo demás, el turismo es una economía muy planificable y muy lógica.Lo sabemos bien, por ejemplo los hoteleros previeron con antelación los efectos de la crisis de la libra esterlina o el descenso del turismo alemán, cuando aconteció la caída del muro de Berlín y la consiguiente reunificación de las dos alemanias. Hay otros muchos casos.
Ahora se habla muy poco de un doble fenómeno latino que ya nos está afectando a Formentera (italianos) y a Ibiza en el caso de españoles e italianos. Pregunten a cualquier profesional y les explicará porque se han redoblado esfuerzos en Alemania, Holanda, Rusia, incluso en algunos marcados emergentes un tanto tanto exóticos: no es tanto que les ha nacido un súbito amor por estos países con economías envidiablemente mejor que la nuestra propia. Es que tenemos que llenar las 85.000 plazas turísticas hoteleras oficiales y las otras 100.000 en alquileres más o menos sumergidos y nos han abandonado los italianos. Y los españoles. Hay que llenar el vacío dejado por los latinos con turistas sajones o eslavos.La economía de Italia está prendida con alfileres. Y qué decir de un país quebrado de facto como España que vive de los 600 millones de euros que nos prestan cada mañana.
Está muy claro que la macroeconomía acaba por explicar y condicionar la vida de cada uno de nosotros. Ahora mismo, en 2013, un español paga 4 euros de cada 10 al Estado en impuestos, tasas y puñetas fiscales. Así no hay quien llegue al final de mes, no digamos ya irse quince días de juerga a Ibiza o a Marbella. Y los ahorrillos acaban por fundirse. En esto coincidimos italianos y españoles: mucha economía sumergida, poco trabajo bien remunerado y muchas dificultades para hacer frente a los vencimientos de la tarjeta de crédito. En resumen, la doble trampa mortal: cuando más falta nos hace un buen trabajo para pagar las facturas, menos puestos de empleo quedan accesibles.
¿Es todo? En absoluto, cuando más necesitamos liquidez para cubrir las deudas de los últimos años, viene el ayuntamiento, las tasas, el IBI, y el Estado sube el IRPF y el IVA en una proporción brutal. Pocos podemos escaparnos del IVA. En este contexto, un aumento de turistas holandeses, belgas, alemanes caería como una bendición. No digamos si pudiéramos acceder a unas decenas de miles de turistas rusos, con gran poder adquisitivo Vigilen bien lo que hacen los operadores alemanes en Mallorca. Y haced un seguimiento al turismo ruso en Mallorca.
Aquí han de pasar cosas y no tienen por qué ser malas para Ibiza y Formentera.

miércoles, mayo 15, 2013

Pica la curiosidad



Ignoro si la curiosidad pica, pero el fenicio se rasca la cabeza cuando la duda le asiste. Estas últimas semanas he encontrado algunas cosas novedosas junto a otras curiosidades corroboradas. Por ejemplo, cuando se nos informa que 700 pitiusos han emigrado al extranjero desde el inicio de la crisis. Ya dije que son muchos más, porque existe el emigrante (al extranjero, claro) temporero, aquel que prefiere otro clima y otros precios. Existen. Pero lo que me asombra es que se van más mujeres que hombres. Se ha terminado la mecánica migratoria tradicional, cuando el varón se embarcaba y regresaba cada par de años, comenzaba –en Formentera– a levantar su casa, pero como el dinero no le alcanzaba sólo edificaba la mitad (sa mitja casa).
No hay ninguna deshonra en ello, al contrario, es la pétrea prueba de que las cosas se construían con esfuerzos enormes y prolongados. Las mujeres quedaban a cuidar de las ovejas y muchas aprendían a leer para poder cartearse con su amado novio. Otras esperaron menos y acabaron casándose con algún mallorquín o valenciano, por cierto, muchos de los cuales no provienen de los movimientos de población medieval de Cataluña, sino de la zona de Teruel, que no es exactamente lo mismo, por mucho que todos formaran parte del Reino de Aragón. 
Al fenicio le complace recordar estas cosas, trazos muy antiguos, que al menos nos explican algunos secretos y nos dan algunas claves de porque somos tan poco catalanes. Por mucho que insistan las brigadillas sindicadas de algunos centros de enseñanza, o mejor dicho, de catalanización. En Ibiza hace años que en las tablas de estadística demográfica hay menos mujeres que hombres. Siempre me llamó la atención. Imagino que algo habremos hecho los pitiusos para merecer esta distorsión en el reparto de sexos.
No valoro si es positivo o negativo. Yo que sé. Solo digo que si de hecho hay menos mujeres que hombres y encima echamos a las pocas que están en edad de emigrar, aquí pronto nos reproduciremos como cangrejos hermafroditas. Algo habrá que hacer, porque incluso para bailar payés (bailes fenicios en muchos rasgos) hacen falta unas cuantas mujeres sin miedo a recibir un castañolazo de enebro en la testa. 
El fenicio lee el diario online. El mismo día y a la misma hora nos muestra una serpiente en es Caló y otra ya muerta en Santa Eulalia. Ejemplar considerable el formenterés y nada desdeñable el de Santa Eulalia. Cavila el fenicio: estamos ya en tiempos de Baal, el dios púnico y supremo de las tormentas y de los tormentos. Tanit no lo ha resistido y se ha refugiado en la cueva. Está a punto de llegar el día en que todos los niños de las Pitiusas distingan los cuatro tipos de crótalos que inundan nuestras islas. Sin agua y con serpientes, mmmm, la emigración vuelve a llamarnos.
Diario de Ibiza
@MarianoPlanells

sábado, mayo 11, 2013

Camus, reencuentro en ibiza



En esta aparatosa sucesión de centenarios no podemos olvidar a nuestro Nobel Albert Camus, que nació en 1913 en Argelia. Pasó su infancia bajo la agria mirada de una abuela que se llamaba Cardona, pues provenía de Menorca. La abuelita repartía estopa sin misericordia y sólo apostaba por ellos una madre dulce, enfermiza, figura reverencial en la vida del escritor. «No les golpees en la cabeza». Aquellos primeros golpes no pudieron con su rebeldía, curtida bajo el sol, en el mar de la bahía y en el barrio penoso de Belcourt (sa Penya de Argel). Perdió a su padre muy temprano, en la I Guerra Mundial. Pocos años, pero Camus le dedicó un libro emotivo que leí con fruición, ´El primer hombre´, cuyo único manuscrito fue rescatado en el accidente de coche que acabó con su vida en 1960.
Su biografía es la mejor novela e Ibiza no es para nada distante ni ajena. Primero, porque aquel niño se relacionó con otros muchos hijos de inmigrantes ibicencos, y aprovechó el cariño y la dedicación que le prestó un maestro que vio en él un naciente talento en bruto. De niño ya oía hablar el ibicenco o el mallorquín. Cuando pudo, a los 22 años, tomó un barco y se dirigió a Mallorca. Y de allí a Ibiza. Acompañado de su explosiva esposa, un bellezón, Simone Hié, intentó regalarse dos semanas de oxigenante soledad. La necesitaba para él desesperadamente, para recuperarse de una fuerte crisis de tuberculosis –para la que todavía no existían los antibióticos– y también para su alocada esposa, que sufría una penosa adicción a la morfina y en Argel solo podía acceder a ella acostándose con quien pudiera costeársela.
La estancia en Ibiza tuvo que escocerle, en sus achaques, en sus peleas y en su propia formulación interior y con el paso de los días se le iban clarificando sensaciones y pensamientos confusos y contradictorios. Ataques de melancolía, las dudas del joven (al volver a Argel se inscribiría en el Partido Comunista, del que fue expulsado dos años después, como es lógico) y la oscura ansiedad de una evidencia: el amor es inabarcable, no tiene límites y de sus fosas oscuras solo se sale con disciplina y con renuncia. Despojamiento. Admiraba esta cualidad en el hombre mediterráneo. Y toda su vida la practicó.
Escribió estos relatos entre 1935 y 1936 y se editaron al año siguiente en una edición muy corta. Tardó mucho Camus en autorizar su reimpresión. No es que no le gustara, es que encontraba muy torpes sus formas. Quizás tenga razón. Pero él mismo ya lo escribió: todo lo que hay que saber, todo lo que sé de la vida, ya lo sabía en estas páginas.
Camus descubrió otra cosa en Ibiza: su pertenencia al mundo arcaico y preislámico. No escapó a su agudeza. Por diferentes vías y en distinta época yo he llegado a la misma conclusión que él: el mundo bereber y la Ibiza arcaica guardan profundas relaciones, que nadie ha investigado en serio. En 1952 emprende una excursión para visitar los pueblos del Sahel para investigar sobre sus antepasados. Alguien algún día escribirá esta tesis y será maravillosa. Yo lo dejo aquí, nació hace cien años. Su hija Catherine lo repite: «Siempre se sintió muy español». Léanlo.

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También
Camus en Ibiza

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miércoles, mayo 08, 2013

Emprendedores por meses


Un emprendedor en Ibiza, da igual la edad que tenga, ha de tener en cuenta algunos factores específicos de la isla. Abrir un negocio conlleva numerosos trámites y gastos y tendrás que pasar caprichosos controles y en suma enormes dificultades. En principio basta con observar dos situaciones posibles: primero, si fracasas, ya puedes cerrar, no insistas; y dos: si triunfas, pega fuerte durante los primeros seis meses, porque en la temporada siguiente habrá otros sesenta que te habrán copiado. Con lo cual tendrás que cerrar enseguida, si eres listo.
Conclusión: en Ibiza más vale desear que tener, porque si tienes te ordeñarán para mantener una serie de vagos y maleantes de cuello blanco (algunos no tan blancos).
¿Esta filosofía es personal mía? Nooooo... es la misma que practican algunos tenderos que abren en junio y cierran en septiembre, no pocos tenderetes o vendedores corsarios que van por el mundo con su hatillo anudado, exponen lo que hay y a la menor llamada de alarma, alzan el vuelo y hacen bien. Es lo mismo que hacen limpiadoras y camareras en servicios varios en yates, bares y donde salte un trabajillo. Usted habrá adivinado que es la filosofía parda que practican los taxistas piratas y los vendedores de... mil cosas de colores. Ponga la profesión que quiera.
Ay de aquel país que deja vendidos a quienes pagan impuestos. Al albur de los atracadores, de la competencia desleal y de leyes tributarias absolutamente requisatorias. ¿Por qué? Porque hunden a quien debieran proteger, que paga los gastos corrientes y protegen a quien se lo monta al margen de la ley, sin controles y sin pagar impuestos. Un país garantista hasta el insulto con los delincuentes, ya sean reincidentes o melillenses. Da lo mismo.
Estos piratas no es que sean mala gente, pero la vida les ha dibujado así. Los policías han acabado por temerles, porque en el menor de los casos detenerles es perder el tiempo. En otros, a menudo salta alguna galleta perdida o, en caso de forcejeos, conocen bien la ley y someten a la autoridad judicial -entonces sí emplean la ley y los instrumentos de la justicia que pagamos entre todos los que pagamos- para denunciar a los agentes. Por ejemplo.
No me extraña que los comerciantes ibicencos estén alarmados ante noticias de grandes centros comerciales que lo dejarían todo arrasado, si es que en Ibiza queda algún comercio abierto dentro de dos años.
Tampoco me sorprende que Vicente Torres, de la Cámara de Comercio, dé el pronóstico oficial en registro realista. De la construcción ni hablemos, está hundida, el turismo aguanta los meses de temporada y el comercio está también extenuado, en las últimas. Y lo peor es que todos sabemos más o menos por qué.

sábado, mayo 04, 2013

Ibiza en clave de espectáculo permanente


Cuando la vasta masa de jóvenes ibicencos perdió las elecciones progres, sintió el peso del látigo, en forma de crisis cruel y con la pérdida del maná que fluía en forma de subvenciones dispares y disparatadas. Así dejaron las arcas de nuestra autonomía los ´Antich boys´. Un erial. Y ahora habrá que pagarlo ¿Lo han notado ya ustedes? Lo gracioso es que quienes provocaron esta hecatombe con sus políticas nefastas del despilfarro buenista, son los mismos que ahora crucifican a los políticos que emprenden una batería de medidas muy duras ¿Lo han notado, preguntaba antes?
En este ambiente, muchos de estos jóvenes profesionales se han agarrado como a un clavo ardiente a homenajes y fanfarrias culturales o pseudoculturales, pero esto da lo mismo. Lo imprescindible es estar ahí y sacar algún tipo de subvención que nos permita sobrevivir. Lo tenemos crudo, todos.
Lo realmente cultural sería leer las poesías, gozar de la prosa de nuestras escritores, escuchar la música de nuestros compositores y ver el cine que nos ofrecen los jóvenes realizadores. Casi todo lo demás es el folklore adherido en forma de marketing que no aporta gran cosa a la riqueza espiritual.
Ya asumo que esto es un peaje a la sociedad del espectáculo, que todo lo convierte en mercancía, ya lo explicó mi elefante precursor en tantas cosas, Walter Benjamin. Es verdad, hoy no se puede presentar ninguna criatura en sociedad que no venga revestida del ritual lúdico y del escenario visual y tenemos algunos ejemplos en Ibiza y Formentera.
Cuando no se dispone del material literario, musical, artístico necesario, se envuelve en una gran escenificación y se induce al consumo entre cánticos de felicidad. Que nadie se extrañe de que en esta mecánica hayamos caído en los brazos del calendario, que es una manera vulgar de caer. Me refiero a los centenarios. ¿Son una convención social o una apremiante coartada para sacar el lucro cesante de antiguos árboles ya resecos? Quizás ambas cosas.
Si los centenarios sirvieran –como los premios literarios o los festivales de música y de cine– para revitalizar algunas flores del jardín, ya estarían más que justificados y amortizados. Mejor aún si sirvieran de detonante y abono para hacer reverdecer todo el jardín, que falta hace en las Pitiusas.
Propongo algunos actos, como un musical sobre Fray Junípero Serra, una figura balear descollante en todo el mundo. No podemos permitir que se la apropien solo los de Petra. Es de todos. Y en cuanto a nuestros museos, venerables, montar un evento, grabarlo y mandárselo al Ministerio de Cultura. Tema: nos falta un urinario en el Arqueológico de Dalt Vila. Necesitamos la preciada pieza, que nos la ceda doña Isabel Preysler, por un decir... and son on, babies!

miércoles, mayo 01, 2013

Autoempleo fenicio


Uno de mayo, día del trabajo o del trabajador. ¿Y los que no trabajamos? No vamos a lamentarnos, pudiendo celebrar la paulatina llegada de contingentes turísticos que ya están animando las calles.
Aunque sabemos que en años como estos Ibiza saldría ganando si fuera una república independiente, perdida en la mar, tan cerca de Cartago, de Italia, de Francia o de las costas hispanas. También saldríamos ganando con una monarquía, solos con los turistas, bajo la regia melena fenicia de Pilar Costa, siempre que se le aplicara la norma de «reina pero no gobierna», porque cuando ha gobernado ella y los suyos nos han conducido al desastre. La elijo como reina fenicia de Ibiza, pero no como gobernanta.
Podríamos nombrar sólo reinas para un período de 5 años, renovables por otros 5. Pero solo reinas, nada de princesas ni infantas, que son un lío.
Dice el Diario que han emigrado más de 700 pitiusos al extranjero. Claro, se emigra al extranjero, entre regiones españolas no se emigra, digan lo que digan los catalanistas.
Pero todos sabemos que este 700 se referirá a pitiusos contratados, con los papeles en regla. Hacen muy bien. Esto no es ningún drama.
El drama es cuando tienen que emigrar las abuelas, como estas señoras abuelas marroquíes que van llegando a Ibiza desde hace unas décadas. Mala señal.
Sin papeles ni contratos se van miles de ibicencos cada año. Dejan Ibiza en noviembre y no reaparecen (los que lo hacen) hasta bien entrado mayo. ¿Vuelven para celebrar el día del Trabajo?
Uno diría, ya que hablamos del tema, que vuelven a buscar un trabajo para el verano, porque para el invierno lo mejor es buscar un avión y largarse. Son miles los que lo hacen cada otoño, como estas cigüeñas, vencejos o golondrinas, que vienen y van.
Así queda Ibiza, que parece una ciudad en estado de sitio y con la ley marcial decretada por la crisis.
Yo creía antes que los ibicencos se iban a Goa, y a otros puntos de la India, o a Marruecos, tan cercano y a la vez tan distinto y extranjero. Me equivocaba.
Muchos ibicencos se quedan sin trabajo y prefieren pasar medio año con otros precios y en otros sitios de la misma Península o de Canarias. Sólo con lo que se ahorra de agua, vino y alimentos básicos ya vale la pena.
Otros han aprendido el espeso mecanismo de los entresijos burocráticos y recorren la India (Afganistán ahora es difícil y peligroso), Vietnam o Tailandia, comprando quincalla que después se venderá a los turistas como Made in Ibiza.
Cuando menos te lo esperas, a la vista de una buena ocasión comercial, nos sale el pronto fenicio. Que dure, pues es meritorio inventarse un trabajo cuando sabes que es casi imposible que alguien ajeno te lo facilite.