miércoles, diciembre 29, 2010

El resplandor púnico



Ya en pleno mes de diciembre disfruto de una noticia que ya no me extraña. En realidad son varias, el hallazgo de un necrópolis y la intención de trasladarla: «Las obras de construcción del nuevo hospital Can Misses han puesto al descubierto una necrópolis rural de época romana de alto valor que afecta a la construcción del ala de psiquiatría. Ante la imposibilidad de mover el edificio previsto, el Consell ha optado por trasladar las piezas desmontables (las tumbas de piedra) y reproducir los hipogeos (cavidades sobre la roca) del yacimiento en un nuevo emplazamiento a 20 metros del actual. El hallazgo ocupa una superficie de 140 metros cuadrados. El Consell asegura que esta decisión no se puede comparar con el criticado traslado del acueducto romano de Can Misses de la pasada legislatura.»

No son las cuatro tumbas que suelen aparecer cerca de casi todas las casas payesas antiguas (no en las recién construidas). Según el informe del arqueólogo estamos ante un ajuar funerario calificado como el más completo, el mejor conocido y el más amplio ahora mismo de Ibiza.

No es moco de pavo. Después de la destrucción sistemática de focos arqueológicos que salieron al paso de las obras de la autovía no podemos seguir borrando del mapa nuestro material arqueológico, de un valor incalculable.

Un día es un complejo sistema de zanjas y nichos para cultivar, otro día es una necrópolis rural o un acueducto de la época romana. No podemos seguir desechando nuestro patrimonio. Ya hemos arrasado una gran parte del patrimonio natural. Todo lo que sea traslado equivale a destrucción. 

En realidad ¿para qué quieren moverlas de sitio? Bastaría sacar fotos, vídeos y después destruirlas.

Me recuerda el gran descubrimiento de los restos púnicos bajo los cimientos del Museo de Arte Contemporáneo. Yo las dejaría a la vista escrupulosamente museizadas.

Lo mismo haría con la Necrópolis. Un buen trabajo de museización y dejarlas exentas y cubiertas, pero jamás trasladarlas.

Con los materiales transparentes que se pueden usar hoy sería un detalle genial y un rasgo más de nuestro valor fenicio. No hay que temer a la muerte, sólo al caos, a la destrucción y a las retroexcavadoras. Y por lo visto, tanto dañan si las maneja el PP como el PSOE.

Déjenlo a la vista, decórenlo con plantas... hagan algo hermoso a la par que útil. ¿No somos fenicios?

domingo, diciembre 26, 2010

Mozart en Ibiza

Una isla, un promontorio rodeado por el mar.... no es Ibiza, pero podría serlo. El mito de la isla.




En la Ibiza invernal no ocurren muchas cosas, pero no pocas veces suena la flauta por casualidad y podemos asistir a fenómenos casi paranormales.

Si alguien me dice en 1972 que podríamos asistir algún día a una representación en vivo de la ópera ´La flauta mágica´ yo hubiera alucinado. Quizás todavía no conocía ni siquiera esta hermosa ópera de Mozart, con libreto de Schikaneder, en 1791.

Armin Heinemann se ha cuidado de convertir esta fantasía en realidad.

Como la obra misma, parece una historia poblada de elfos y de hadas, que nace súbitamente en un lugar aislado por generación espontánea, sin contexto que la justifique ni la explique.

¿Ópera en Ibiza? Ni en Barcelona ni en Madrid, al menos no con la intensidad que podrían absorber estas capitales. El entramado del mundo de la ópera es muy costoso y las primeras figuras son perfeccionistas. No se puede degustar en vivo el amplio repertorio a disposición de la humanidad. Quizás sólo los muy pudientes puedan acceder a las óperas de NY, Viena, Sydney, Buenos Aires, Madrid, París...

Y de repente Ibiza, que es una ópera en sí misma, con la ventaja de no tener que pasar por dolorosos castings. Cada cual se disfraza a su gusto, vienen las cámaras de la telebasura italiana y nos filman a degüello. 

La parte más divertida de la explicación de Armin es la que vincula a Mozart con Ibiza. 

¿Pudo haber visitado la isla aquel genio de la música? Pudo, pero lo dudo. El mito de la isla poblada de hombres rústicos, muchos pinos, mar azul y rocas es un arquetipo que usó la cultura centroeuropea y sajona desde al menos el siglo XVII. Lo usará todavía más en el XIX en plena ebullición romántica... y que es cuando estuvo en Ibiza otro austríaco que de haber sido coetáneo de Amadeus habrían hecho buenas migas. Sí, el archiduque Luís Salvador de Austria, el constructor de la maravillosa mansión en Miramar, el visitante de Ibiza al menos en dos ocasiones (yo diría que tres, pero quizás no fue él sino algún colaborador).

Wolfgang Amadeus Mozart había nacido en Salzburgo, Austria en 1756 y falleció en 1791. Atención a las fechas del Archiduque, que nace en el maravilloso palacio Pitti de Florencia en 1847 y falleció en 1915.

Por lo tanto no pudieron coincidir físicamente, pero sí espiritualmente. Mozart podría haber leído ´Las Antiguas Pitiusas, la colosal obra del Archiduque y usarla en su obra ´La flauta mágica´ de haber existido.

Lástima que no pudo ser, pero da igual: Ibiza queda afectada por la regla áurea y cabe milimétricamente en el modelo arquetipo de isla bucólica son sus ninfas de purpurina, su gigante en la gruta de es Vedrà y sus escenas melodiosas y tiernas.

¿Esto es ópera o esto es vida? 

En realidad la vida transcurre por otra parte. La vida tiene paperas y afonías.

miércoles, diciembre 22, 2010

Una moda de Ibiza, pero oscura



A finales de los 70 la calle de la Virgen concentraba mucha creatividad. No sólo por los ya famosos que deambulaban de vez en cuando confundidos entre una multitud abigarrada y festiva que hablaba y bebía en plena calle, sin embaldosar. No puedo concebir un lugar mejor que simbolice el viejo espíritu mediterráneo del ágora griega o del foro romano o de las plazuelas portuarias de las ciudades fenicias. Desde muy temprano al amanecer, al mediodía, por la tarde y hasta altas horas de la noche, la vida se hacía en la calle. Esto antes del uso de la iluminación eléctrica pública. Después, mucho más. Un ambiente de zoco marroquí, de foro fenicio, creado por decenas de nacionalidades, distintas edades y gente muy dispar. 
Bueno, pues justo en la parte central de esta alargada calle abrió su tienda Paula´s el hoy director teatral y animador cultural Armin Heinemann. La moda Adlib ya estaba lanzada, pero muchos diseñadores mostraban unos modelos tan excéntricos y exagerados que muchas periodistas hablaban de la portabilidad. ¿Quién se atrevería a llevar aquellos diseños tan locos? Hay que pensar que adlib se inspiraba en la sonoridad cromática del universo hippy, pero en tanto y cuanto los modelos hubieran pasado por la ducha, por la maquinilla de afeitar, por la pulidora: «como quieras, pero con gusto» significaba que lo hippy estaba bien como una excentricidad, pero nadie pagaría por modelos escandalosos. Como en el cine de la época, se tenía que rodar una doble versión. Hippy sí, pero arregladito.
Armin tuvo el sentido común de romper con la luminosidad alba de lo Adlib. Casi desde el principio usó tonos oscuros, pero muy bien combinados con estampados y otros complementos realmente atrevidos. Sus ropas eran mostradas en vivo por alguna modelo muy delgada, altísima, pálida. Recuerdo a la famosa Mora, casi siempre acompañada de un perro pastor alemán lustroso y gentil. Y a otras. No es de extrañar que aquellos vestidos de Armin, que cubrían hasta casi los pies, tuvieran una gran aceptación entre la gente de gran estatura.
Pronto se creó la antipublicidad: «Los modelos de Armin son portables y hermosos, pero sólo para gente delgada y muy alta.»
La gente astuta se distingue por sus detalles imperceptibles. Armin neutralizó estas naderías poniendo a Johnnis sentada en un taburete en la entrada de la tienda, a la que no se podía acceder si no retirabas una cadena forrada de terciopelo púrpura que franqueaba el umbral.
Johnnis es negra, pesa unos 180 kilos y es muy simpática. Fui yo quien le comenté que era una reencarnación de la diosa Tanit. Le gustó tanto la revelación que a los pocos meses ya se vendían postales y pinturas con su retrato titulado simplemente ´Tanit de Ibiza´.
¿La puerta bloqueada? Otro ardid de Armin (o quizás de su amigo Stuart) que de esta forma impedían el embotellamiento en una tienda muy chiquitita. Además, la clienta se sentía como una reina, pues el diseñador en persona atendía solamente a una compradora al mismo tiempo, sin prisas ni agobios. Armin siempre ha tenido el talento de dominar el escenario.

sábado, diciembre 18, 2010

Si de verdad fuera mágica la flauta



Armin Heinemann es uno de estos elefantes de finales de los 70 y de los 80 que ayudaron a crear un sello Ibiza de calidad, antes de que existieran tantos organismos con tantos funcionarios sin saber de dónde vienen ni a dónde van y que se pasan la vida repartiendo premios y placas a la media docena de siempre. No están informados ni tienen imaginación. Pobre Ibiza.
Armin salió una vez más al escenario para alegrar la vida de mucha gente. Es lo que ha hecho desde que llegó, como otros tantos (no muchos, no nos engañemos). Vivir, crear, en la calle, la calle de la Virgen y en otros desfiles de moda de Ibiza, se llamara Adlib o no. La moda de Armin siempre fue original.
Ha salido a la palestra y ha mostrado una versión peculiar de ´La flauta mágica´ de Mozart, una de las obras más cálidas y divertidas en la música (ópera) clásica.
Estaba yo cavilando que van a caernos encima unas nuevas Navidades. Para unos será motivo de alegría, para los más niños suele ser excusa para fiesta continuada, y para otros son unos días muy duros, tristes, donde siempre acaba por llegar una melancolía perdida que pugna por impregnar el invierno frío.
Ya hace años que he descubierto el valor de la soledad en Navidades: casi mejor estar bastante solo que no reventar por la ingesta de alcohol, grasas, dulces, campanilleos, borreguitos, musiquitas y compras a lo tonto.
Uno prefiere la sobriedad clásica, la calma, la música buena, pero sin oponerse ni resistirse al desfile de borreguismo, adocenamiento, sumisión. Allá cada cual.
Y pensé en la ópera de Mozart reinventada por Armin. Si de verdad fuera mágica la flauta podría conseguir que en estas fiestas no se prodigaran las sombras de la noche húmeda y triste y con poca iluminación para ahorrar. Podría conseguir un buen flautazo que los ayuntamientos y consejos insulares comenzaran por reducirse el sueldo y reducir empleos públicos. Las grandes fortunas del presupuesto van ya al mantenimiento y a pagar personal.
El ciudadano atónito vislumbra un panorama nublado: demasiado gasto para tan pocos ingresos. Todavía hay muchos políticos que no creen realmente en la crisis; parece justo lo contrario, como si hubieran recibido órdenes de gastar a lo grande.
Un solo de flauta mágica podría revitalizar nuestro bolsillo y nos permitiría regalar un buen lote de libros o media docena de pinturas.
Apenas se vende nada. Cierran tiendas de música, librerías y galerías. No es una frase hecha, no es un hecho aislado, no es un capricho: en invierno no ha quedado ni un céntimo disponible.
De vez en cuando llega, como caído del cielo en un ocaso, un eco de los años 70 y de los años 80 y entonces Ibiza parece recordar un pulso vital indescriptible y difuso. Todos se ponen en marcha y salen adelante los proyectos más estrambóticos e inesperados. La flauta mágica, eso nos hace falta y alguien que tenga la habilidad de tocarla con tino. Veremos. Navidad es natividad, es decir, renacimiento, aunque sea de las cenizas.


(Foto Ultima Hora Ibiza)

miércoles, diciembre 15, 2010

Qué nos quita el sueño a los pitiusos



A veces nos preguntamos qué cosas nos quitan el sueño. Ahora ya lo sabemos, gracias a esta encuesta de Gadeso a la que aludía en mi anterior artículo ´Políticos, cuanto más lejos mejor´.

Los baleáricos desconfían hasta tal punto de los partidos políticos, de los gobernantes y de los políticos en general que podríamos sustituir la palabra ´desconfianza´ por irritación. No es normal que suspendan todos, no se salva ni uno. No me extraña que Zapatero, un poco más alejado, rehúse sistemáticamente exhibirse en público.

Esta muestra de 900 consultados nos aclara cuáles son las principales preocupaciones de los ciudadanos.

A nadie le extrañará que el desempleo generalizado, el paro contumaz, sea la primera y más urgente de todas. Los habitantes del Archipiélago hemos pasado por varias crisis y percibimos, sabemos, que esta vez va muy en serio. Estamos en una auténtica trituradora que será durísima y duradera y lo sabemos sin que nadie nos lo cuente. Que nos digan los políticos todo lo contrario sólo acrecienta la irritación y la frustración. 

En este punto díganme si me equivoco, pero noto un escepticismo claro ante las tópicas soluciones que ofrece el PP (campos de golf, puertos, carreteras), precisamente porque los ibicencos recordamos la cantinela de los valedores de las autovías en 2005 y 2006. Nos tenían que afianzar en una isla equilibrada en su empleo. Las autovías han dejado miseria y paro, problemas técnicos casi irresolubles y una deuda espeluznante que tendremos que pagar cueste lo que cueste.

¿Y eso significa? Eso es, subidas de impuestos, más subidas, más tasas, más inflación. Todo esto lo sabe ya el ciudadano, sea de derechas o de izquierdas. Esta es su primera preocupación y me gustaría saber cómo se presentarán los políticos de Ibiza y Formentera durante los meses de marzo y abril para pedir el voto. Asesorar una de esas campañas sí que sería un difícil sudoku.

En segundo lugar nos preocupa la economía doméstica, imagino que incluyendo el pago de deudas astronómicas y de hipotecas firmadas en los años de efervescencia.

En tercer lugar se manifiestan abiertamente preocupados por la clase política y la corrupción, pero ya hemos visto que es una ansiedad subyacente en todos los aspectos de la sociedad.

Siguen los problemas derivados de la inmigración y el futuro de los hijos. No hace falta hilar muy fino para leer una formulación política de estas expectativas frustradas.

Existe un fenómeno paralelo y paradójico: cuantas menos salidas laborales se perfilan en el futuro inmediato, más aumentan las cargas impositivas y los costes de la insularidad, hechos ya de todos conocidos desde hace décadas. Y los políticos parecen más atentos a cuidar que las navieras no se resfríen a conseguir unos precios de fletes que sean lógicos y en consonancia con la zona europea que habitamos.

Y a eso tampoco dan salida los políticos de Ibiza, ni los de Mallorca. Ya todos intuimos que algo raro pasa. Todo lo que nos pasa en Baleares es muy raro. Por eso no queremos a los políticos, ni a los que van mojados ni a los que todavía no se han mojado.

sábado, diciembre 11, 2010

Políticos, cuanto más lejos mejor

Recuerdo con nitidez un argumento recurrente que usábamos casi todos a finales de los años 70, tan activos, peligrosos e imaginativos: «Es importante que la Administración se acerque al administrado; cuanto más cerca esté el ciudadano de los centro de decisión, mejor rendimiento para toda la sociedad».
Pues mira, ya ves, 30 años después, en lo que hemos dado: una desconfianza casi absoluta en los políticos en general y en los gobernantes en particular. No se salva nadie de la quema, según un resumen de la encuesta publicada en este Diario; es más, incluso José Ramón Bauzá, la nueva y tierna esperanza blanca del PP está peor valorado que un Antich que viene baqueteado por decena.
Como sé que habrá alguien interesado en consultar la reseña digital aquí están los datos: ´Los ibicencos, los baleares que más desconfían de su Consell y de Govern´ , 30-XI-2010. Suspenden tanto a la institución balear como a la insular (en cambio Formentera tiene mejor puntuación, sin llegar al aprobado), a los diferentes partidos y a sus responsables.
Esta encuesta es de noviembre y se ha realizado con una muestra de 900 baleáricos. Para muestra, un botón, pero qué botón.
¿Cómo es posible que aquella ilusión de los años 70 se haya diluido y se haya transformado en un profundo rechazo de los políticos? ¿Será culpa de los ciudadanos, que nos hemos vuelto más exigentes? ¿O será que los políticos apenas han sabido desarrollar en 30 años un sistema autonómico que favorezca el crecimiento y un reparto equitativo entre los ciudadanos? ¿O será que los políticos se han dedicado a reforzar una estructura de partidos expoliadores, corruptos y opacos, sin transparencia en su funcionamiento y en sus finanzas? 
Pero ¿por qué este rechazo generalizado?
Bueno, basta leer las crónicas de tribunales de la prensa balear y nacional, donde se van dando cuenta de algunos imputados organizados en bandas para –presuntamente algunos, los otros ya condenados y en chirona– saquear las arcas de la Comunidad, directamente de la caja o bien manipulando contratos, concesiones, oposiciones y otras técnicas. 
¿Se sienten impunes los políticos? Parece que sí. Durante todo 2011 y aun después veremos un largo desfile en los pasillos de la audiencia, con rostros bien conocidos en Ibiza.
El saqueo directo y a lo bestia por una parte. Pero por otra, usando prácticas que no siempre son hermosas, legítimas ni legales, presuntamente. El mismo Diario de Ibiza vuelve a darnos una explicación el 9-XI-2010: ´Omisiones en la contabilidad general. El Consell pitiuso adjudicó a dedo el 44% de los contratos que se firmaron en 2007. El 80% de las subvenciones se repartieron sin publicidad ni libre concurrencia, según la Sindicatura de Comptes Balear´.
La leche. Y el ciudadano sabe que el IBI, por ejemplo, es de los más caros de España, que nuestra cesta de la compra es un auténtico atraco. Y... etc.

miércoles, diciembre 08, 2010

A 17 hoteles por año



Desde 1967 hasta 1970 Ibiza inauguraba anualmente una veintena de hoteles nuevos de trinca. Eso sí, todos iguales, cajas conejeras, construidos a unos metros del agua y sobre las pocas arenas disponibles. Una auténtica barbaridad.

Pero el hecho es que ocurrió así. Aquello no fue una burbuja inmobiliaria porque obedecía a las leyes de la economía real: había una demanda de plazas hoteleras por parte de las nacientes clases medias europeas y entonces existía poca oferta.

Los ibicencos no sabían eso y todavía pretenden ignorarlo ahora, pero al destrozar los mejores parajes a una velocidad de vértigo se estaban hundiendo a sí mismos.

Desde 1969 hasta 1973 mandaba mucho en el ramo un ministro que había hecho la guerra civil con Franco, pero gozaba de una imagen de hombre culto y lo era (autor de varios libros de ensayo histórico, etc.) y además sucedía al atronador Fraga Iribarne. Era Alfredo Sánchez Bella, ministro de Información y Turismo, de manera que era mi ministro, aunque yo empezaría en 1972 y mis dudas y temores no me hacían un revolucionario peligroso. En todo caso se temía más mi descaro y mi larguísima melena lacia, que desconcertaba a tirios y troyanos.

Pero yo lo que veía en estos tiempos no me gustaba, entre otras cosas cómo se perseguía a los hippies, aunque ahora lo nieguen.

Tampoco me gustaba el lema de mi ministro: «Hay que inaugurar muchos hoteles. En estos momentos nos interesa la cantidad, no la calidad». Lo afirmó tal cual, firme y orgullosamente. Yo tendría 18 años y alucinaba. Y cualquiera se atrevía a replicarle, estando vigente el infame artículo segundo de la Ley de Prensa que promulgó su antecesor Fraga.

Dos docenas de ibicencos fueron descubriendo el capitalismo, en una isla donde hasta aquel momento habían sido modestos y honrados tenderos, Y empezaron a salir hoteles como setas, como ha explicado recientemente el empresario Vicente Juan Guasch en este Diario.

No fue Abel Matutes el primero en levantar la batería de grandes hoteles en nuestras costas, por lo tanto es injusto atribuirle todas las culpas. Eso sí, cuando llegó se hizo notar, porque levantó el Insula Augusta (un gran nombre para una historia tan patética) frente a la playa d´en Bossa y a unos metros de la cabecera de la pista del aeropuerto, que ya estaban funcionando a todo gas con los vuelos internacionales, creo que desde 1967 (la apertura del aeropuerto fue en 1958). La altura de aquel hotelazo aconsejó suspender los vuelos nocturnos. No es de extrañar que Franco mandara a otro ministro –el del Aire– y se mandara dinamitar aquella peligrosa estructura, me parece que a finales de 1971.

Entre hippies, dinamiteros y el accidente de aviación de 1972, Ibiza comenzaba a salir en la prensa y a adquirir famita, fameta decimos en Ibiza. En 1973 la crisis internacional atemperó la fiebre de construir hoteles, pero el camino hacia el precipicio ya estaba trazado.

sábado, diciembre 04, 2010

La famita



A los ibicencos de antes –a los de ahora casi no los conozco o no los reconozco– no nos gustaba emplear palabras contundentes ni denigrantes, al objeto obvio de evitar discusiones estériles que no llevan a ninguna parte. Por el contrario, en un giro humorístico irónico, solíamos emplear un sustantivo pero en diminutivo.
Los fenicios no solíamos decir ´chusma´ sino genteta, o sea gentecita. Como mucho, alguien fuera de sí podía referirse a la gentota. 

Los hippies fueron un jarro de agua fría para los primeros hoteleros de Ibiza y para la sociedad carca y bienpensante. Eso de que no se les discriminaba es un cuento que inventamos después, cuando vimos que podíamos instrumentalizarles para promocionar la isla olvidada. Basta leer algunos sueltos, artículos y cartas al director en el Diario de aquella época. Incluso así, no eran guarros ni maleantes, sino peludos como mucho.
Y así con casi todo, dependiendo siempre del ingenio popular del momento.

Lo que hoy tiene Ibiza no es fama, ni siquiera mala fama: es fameta. Famita. Hemos alcanzado un tal grado de famita que hoy podemos decir sin miedo a equivocarnos que un norteamericano medio, que son bastante... (ejem... iba a escribir asnos)... paraditos, sabría situar antes a Ibiza en un mapa que a Johanesburgo, Sucre, Rosario, Santiago (de Chile, de Cuba o de España, da lo mismo), Lyon, Génova, Atenas, Róterdam, Casablanca, Fortaleza, etc.

Una islita con unos cien mil habitantes en invierno y casi 300.000 en verano es conocida en todo el planeta con una potencia de fuego real que asusta. Y pensar que estos nacionalistas ineptos lo primero que hicieron al llegar fue intentar cambiarle el nombre.
¿Fama o infamia? Da lo mismo, famita. 
Si los hoteleros, los restauradores, los bares, las tiendas supieran vencer la ineptitud de los políticos del Govern balear y de los Consejos Insulares y consiguieran la fórmula para hacerlas lo accesibles que su fama requiere, Ibiza y Formentera se convertirían en unas islas con más de medio millón de habitantes fijos.

Como yo leo prensa mundial, al menos la hojeo, voy encontrándome con Ibiza en muchas noticias escabrosas, truculentas, falsas o escandalosas. Da igual. Ibiza sirve para nutrir a la prensa y a las televisiones. ¿Qué hubiera sido de Tele 5 de no haber descubierto Ibiza como un plató del que se nutre gratis? (Por cierto, el Ayuntamiento de Vila podría reconsiderar desplumarles, aunque dudo que sepan enfrentarse a los italianos de Tele-5).
La última es una pobre chica inglesa que estuvo de vacaciones en Ibiza y al día siguiente de regresar a su casa se lanzó desde un décimo piso, con una nota diciendo que temía estar enloqueciendo. Pero el Daily Mail mete a Ibiza en la escena. Es que, si no, la noticia no tiene mayor misterio..., de lo perdido saca lo que puedas. 
¿Estamos fotudets –jodidillos– o sólo un poco fastidiados por nuestra famita? No sé, yo empiezo a estar hartito, fartet.

miércoles, diciembre 01, 2010

La cueva del humo



Sa Cova des Fum es bien conocida por los formenterenses, aunque es de suponer que pocos se hayan decidido a entrar, al menos en tiempos antiguos. Y sin embargo probablemente fue habitada casi dos mil años antes a.C. En la Ibiza prefenicia. Y durante mucho tiempo después.
Se han encontrado restos de cerámica árabe en abundancia y muy anterior, incluso de tiempos prehistóricos. El investigador José Barral lo describe:

«... Y entre ellos un vasito casi íntegro que yo mismo reconstruí antes de entregarlo al Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. Esta pieza se publicó por primera vez, que yo sepa, en la Història d´Eivissa i Formentera del Diario de Ibiza (1991, p. 4), sin ninguna mención de mi nombre como descubridor y donante. En esa misma obra (p. 84) su autor, Ernest Prats i García, relaciona erróneamente un ataque «cap a l´any 860..., per la flota normanda»... con «la llegenda de la Cova des Fum, a La Mola». Ni la más mínima alusión al episodio de Sigurd en 1109...»

Yo también entré con mi amigo ya desaparecido, el ceramista Gabrielet, a comienzos de los años 70. Tenía tres pisos de galerías y había tiestos e, incluso, dos calaveras en la entrada de la caverna. Probablemente habría muchos más adentrándose en el interior. No tocamos nada, pero aquellas profundísimas galerías causaban una impresión telúrica, extraña y poco tranquilizante.
Pero que nadie entre sin estar preparado, pues de ahí no se sale con vida. Acompañados y preparados. Y si es posible no tocar los restos, aunque a decir verdad –según otros testimonios– ya está todo muy removido por gente que piensa que encontrará un tesoro, el tesoro de Sigurd al que alude la saga islandesa, un vikingo osado que recorría las costas del Mediterráneo para cobrar botín.
El mismo Barral traduce en otro sitio una estrofa de la saga:

«El afamado enrojecedor de la rodela, 
el buscador de fama, 
deseoso de la ruptura de la paz, 
llegó con su flota a Ibiza.» 

El episodio es conocido y yo mismo lo conté a mi manera en el ´Diccionario de Secretos de Ibiza´ y más tarde en ´Lagartijas azules en París´, porque me parece una narración admirable que sigue el patrón mitopoético y quizás arquetípico del héroe que sale en un viaje iniciático en busca de riqueza y, al final, se hace con un tesoro. Si se fijan siempre es la misma historia, la misma estructura, incluso Indiana Jones (y miles de versiones posteriores) repiten la saga.
Veo ahora que la escritora Mia Soreide insiste en caer en la trampa y quiere buscar el tesoro de Sigurd. 
Haga, haga.