sábado, agosto 28, 2010

Cicatrices profundas

Todo lo demás son calores y desmayos: agosto nos pesará, pero llegaremos a la meta», decía yo en mis notas ´Metas y mitos del verano´ . Pero hombre, yo no contaba con nuestra propia torpeza, con nuestros descuidos y con nuestra inoperancia.
A pesar de todo, las cifras de ocupación son buenas, no así las del gasto turístico. Cuando digo a pesar de todo, me refiero a pesar de la crisis que nos ha dejado baldados, pero también de los chantajes continuados de los controladores españoles. Esto se llama dispararse un tiro en el propio pie.
Los españoles no necesitamos enemigos exteriores, aunque los tengamos. Los ibicencos tampoco, aunque los tengamos.
¿Contaba alguien en sufrir esta demencial huelga simulada de los controladores en pleno mes de julio-agosto? ¿Contaba alguien con este explosivo incendio en la zona más inaccesible y abrupta de la isla?
Claro que ambos casos tienen precedentes, pero uno cuenta con la suerte, la bonhomía de la gente y el sentido común, que pudiera recomendarnos prudencia, humildad y trabajo en tiempos de crisis muy profunda.
Los controladores llevan años a la greña. Uno agradecería que se homologaran con el resto de profesionales europeos y punto. El tema de los incendios ya es más complejo. El año anterior se quemó una amplia zona de Xarraca, que por fuerza habrá servido de cortafuegos del de Benirràs. Lo que no hace el trabajo programado y constante del Consell y ayuntamientos, los hace la devastación accidental o incidental.
Hace mucho tiempo que lo sé: Ibiza les viene grande a nuestros gobernantes. Podríamos poner cincuenta retenes más, ocho ayuntamientos más y otros cinco consells, pero no haríamos otra cosa que multiplicar la ineficacia y el derroche. Hace tiempo que he llegado a la conclusión de que la mejor política es que no haya políticos de por medio, o los menos posibles. Ni aumentar los funcionarios: tardan demasiado en llegar por aire, tierra o por mar. Lo único que ha funcionado con rapidez es la solidaridad improvisada de los particulares.
En un pinar cargado de resinas y de trementina (una bomba, una yesca y más en plena tarde de agosto) no se puede tardar una hora en actuar en serio por aire. Para entonces el fuego se ha hecho fuerte y devastará salvajemente lo que encuentre a su paso, ya digo, si hablamos de una tarde de agosto. ¿Se va a hacer algo al respecto? Dirán que sí, pero no, nada de nada. Todo seguirá igual.
Una pista: cualquier ibicenco sabe que los bosques de la isla han estado siempre poblados por fuegos. Mi propio padre hizo varios silos (sitges) en sa Marina d´en Cosmi, en plena exuberancia pinosa. Raramente hubo un incendio en los bosques de Ibiza. Existe un porqué. Los bosques estaban limpios, y eso era así porque se aprovechaban y porque el payés era una persona responsable. Abrían brechas, talaban los árboles justos, vigilaban durante más de 48 horas, desbrozaban, buscaban setas.
¿Hoy qué hay? Regulaciones, funcionarios, políticos y gente resentida, desde los hippies trogloditas a los damnificados por planes de ordenación. Y etcétera además.

miércoles, agosto 25, 2010

Arroces


El tema es tan extenso que voy a procurar no salirme de los límites del arroz en Ibiza, en unas simples notas intuitivas y de memoria personal. Quien lo investigue de otra manera lo tendrá difícil, porque los datos sobre este cereal son escasos cuando no inexistentes. Se sabe que se conocía en tiempos de Alejandro Magno, y de ahí se pasa directamente al cultivo del arroz (Valencia, Delta del Ebro, vegas del Guadiana y Guadalquivir) por parte de los árabes, como se hace siempre en estos temas, saltándose al menos mil años de historia. En Ibiza se hace lo mismo con las feixes: son árabes, se dice, cuando obviamente son muy anteriores, es decir fenicias o cartaginesas, por supuesto con las lógicas incorporaciones evolutivas posteriores.
¿Se cultivaba el arroz en Ibiza? De esto podemos estar seguros, aun conociendo los peligros letales de las zonas anegadas y pantanosas hasta tiempos muy recientes.
No obstante, parece que la primera documentación escrita en España data del siglo XVII.
Es muy curioso cómo la cocina de subsistencia obligaba a casar alimentos en apariencia muy dispares, por ejemplo, arroz con patatas. Ignoro si las mezclas magníficas, tan encomiables de los arroces ibicencos son fruto de la necesidad, o sea de la disponibilidad de la materia prima, o es pura imaginación.
Los más jóvenes ahora se admiran de algunas recetas de nuestra gastronomía popular. No es para menos: «No he probado una paella mejor que la ibicenca», dice con buena lógica un turista entrevistado en las páginas veraniegas. Cierto, tan cierto como que en Ibiza no ha llegado a triunfar la paella valenciana con las alubias (garrafons) tan nutricias y meteóricas.
En Ibiza dominamos mucho mejor los arroces que los valencianos y cuando se lo digo ellos se horrorizan, porque piensan que la valenciana es la mejor paella del mundo. Quizás lo sea, hecha a su manera. Pero los arroces se preparan de miles de formas y puedo decir en su honor que la proximidad de Valencia nos ha aportado muchos matices que los isleños hemos adaptado a nuestras aves (arroz con pichones, mucho mejor que el arroz con pollo), a nuestras verduras (tendemos a prescindir de la judía verde y de las alubias, pero sacamos un jugoso arroz con repollo de col y caramel, gerret) o a nuestra carne, desde el conejo o cordero, a lo que se presente.
La gastronomía de Ibiza era muy concentrada. Amamos los gustos fuertes. El ibicenco enseguida que pudo se hizo con las especias, que son un conservante seguro y un potenciador del sabor.
No tenemos manías. Además podemos comerlo con cuchara. O un arroz frío. O un arroz negro. O con bacalao. En la matanza del cerdo se hacía una arroz espeso que desmayaba de puro placer. Naturalmente, estos arroces de caza, de pesca o de matanza no estaban del todo recomendados a los partidarios del adelgazamiento. La grasa era de tal textura y de una calidad tan excelente que mantenía cuajado el arroz durante un día o más, sabiendo que es peligroso dejar el arroz fuera de la nevera mucho tiempo. Hoy los buenos cocineros han reducido la grasa a petición popular. El arroz casa con lo que sea. Perdices, codornices, palomos. Déjenme decirles otra cosa: yo creo que parte del secreto de los sabrosos arroces de Ibiza está en el aceite.

sábado, agosto 21, 2010

La tortilla extremeña

Cuando dediqué un homenaje al pollo, implícitamente también se lo dedique al huevo. ¿Qué fue primero, el huevo o el pollo? El huevo siempre suele ser la primera asignatura del cocinero principiante, porque para cocinar el pollo (al horno, frito o a la plancha) incluso hay que dominar la intensidad del fogón.
Unos huevos fritos quedarán bien a fuego lento y serán diferentes si los cocinas a fuego alto.
Cuando el fenicio homenajeó al pollo, que tantas hambres malas ha quitado de este mundo, todavía no sabía que la deliciosa tortilla española fue inventada en Extremadura, lo cual tiene su lógica, pues la mayor parte de los conquistadores españoles provienen de la misma zona: Hernán Cortés, de Medellín; Francisco Pizarro, de Trujillo; Pedro Valdivia, de Campanario. Y muchos más, cientos que salieron de estas Vegas Altas extremeñas para ir a probar suerte con las Indias y con su oro escondido. Los barcos, a la vuelta, cargaban toda suerte de especies y de plantas, entre ellas un tubérculo que quitó tanta hambre o más que las gallinas, siempre tan escasas. Aquella patata resultó ser el auténtico oro, la gran riqueza para Europa.
Así que, teniendo huevos y teniendo patatas, los serones (gentilicio de los villanovenses; calabazones son los de Don Benito) empezaron a investigar entre perolas y dieron con la tortilla con patatas, el mejor plato, el más apreciado por los españoles, según encuestas.
Bueno, un investigador ha descubierto en Villanueva de la Serena la primera datación escrita, 1798, lo que no excluye que este plato no sea una creación muy anterior, como creo yo mismo.
Villanueva ya es famosa por su escritor sicalíptico, Felipe Trigo (1864, murió en Madrid en 1916), y por un gran jugador de baloncesto, Calderón, y cómo no, por el gran periodista César Navarro, que pueden leer en este mismo Diario.
¿Se inventó realmente aquí? Indemostrable, lo seguro es este documento.
¿Y cómo llegaría a Ibiza? Una vez aclimatada la patata no es inverosímil que la propia inercia (o algún militar destinado) les llevara a cocinar este manjar de dioses. Y de mil maneras, incluso con harina y verduras.
Las verduras casan bien, cualquiera de ellas, pues quedan cuajadas y pierden la acidez o la excesiva dulzura. Nada como el huevo, compendio de proteínas y de vitaminas, que combina con lo salado y con lo dulce y es un bocado magnífico, tanto frito como hervido.
No podría existir la repostería tal como la conocemos sin la existencia del huevo. Ni las tortillas, por supuesto. Muy lejos quedan las discusiones sobre la pertinencia de la cebolla. A mí me gusta sin, pero también me gusta con. Me gusta con berenjenas, con tomates, con pimiento.... un invento maleable y provechoso.
¿Qué hubiera sido de los ibicencos sin estos seres descendientes de los dinosaurios? La gallina será una dinosauria, pero era el secreto del caldo recuperatorio para la parturienta, la alegría de la huerta y fuente de toda virtud. Y a cuántos estudiantes no habrá salvado de la anemia. Homenaje hoy a los huevos y a la tortilla de patatas, un invento de Extremadura, en las riberas del Guadiana.

jueves, agosto 19, 2010

El atún rojo en peligro de desaparición


Al atún rojo no le quedan muchas opciones de supervivencia. Los especialistas ya consideran la guerra perdida si se sigue pescando a este ritmo y si se siguen enjaulando para el engorde, lo cual priva al mar de los imprescindibles procreadores mínimos.
«El sushi de los cojones», dice el escritor Pérez-Reverte, que es un marinero asiduo en esta zona de cruce y procreación de los atunes al sur de Ibiza y de Formentera. El sushi y el sahimi, el voraz mercado japonés, pagan entre seis y doce mil euros por pieza, sumas tan convincentes que hacen imposible el control de incursiones en las áreas reservadas y la pesca intensiva donde se precie.
Incluso si sólo se pescaran las 13.500 toneladas autorizadas, el túnido seguiría expuesto a esta agonía que conducirá al colapso. En la cumbre de Marruecos se perdieron todas las oportunidades de recuperar los bancos de peces, pero en la reciente de Qatar se ha certificado la muerte.
A los investigadores y biólogos no les gusta emplear la palabra extinción, pero técnicamente se llega a tal grado de extracción que la mecánica de reposición se quiebra y la especie ya no recupera su ritmo normal. La cadena trófica se altera y en el caso del atún rojo estamos hablando de un gran depredador que tiene un influencia remarcable en este Mar Mediterráneo tan castigado por tantas agresiones y, por supuesto, por una presión inasumible sobre los recursos de pesca.
Esta presión brutal tiene un precedente en el bacalao de los bancos de Terranova, que se dio por extinguido después de cuatrocientos años de pesca. En los últimos tiempos la flota pesquera regresaba a puerto con menos captura y de menor tamaño, hasta que llegó un momento en que no compensó salir a faenarlo, con lo que significó de reconversión de la flota y la ruina de miles de familias en la costa.
No ocurrirá este fenómeno en la pesca del atún, porque son poquísimos los empleados, en relación con el valor de las capturas. Apenas se llega a los tres mil pescadores de todo el Mediterráneo, pero son tales los beneficios que rinde, que la presión de la mafia pescatera (Pérez-Reverte dixit) hasta ahora ha podido con todas las sugerencias restrictivas que se han intentado. Con todas.
Nuestras islas tienen una gran importancia en la reproducción del atún, pues nuestras aguas son su área de procreación ideal, debido a un curioso fenómeno físico, por ello las aguas de Baleares son las más importantes del mundo para la puesta del atún rojo.
«Las aguas atlánticas que entran por Gibraltar son menos salinas que las mediterráneas y cuando llegan a Baleares se encuentran con una barrera topográfica que genera remolinos anticiclónicos –en el sentido de las agujas del reloj, reteniendo huevos y larvas–. En este área los atunes vienen a hacer su puesta, concentrándose las migraciones reproductivas y, precisamente, por estar muy localizadas en una zona relativamente pequeña son muy vulnerables a la pesca», explicaba Ignacio Catalán, investigador del grupo de Ictiología del Imedea a Elena Soto (Baleópolis).
Una pérdida irremediable, ecológica, económica, social y sentimental. Una pesca que se remonta a los antiguos fenicios.

El sexo en verano


En un tiempo ya ido solíamos referirnos a las serpientes de verano cuando la prensa publicaba noticias muy infladas o directamente inventadas. Dado el progresivo deterioro ya podemos hablar de cobras, de cobras de verano. En realidad la telebasura ya las ha superado con creces.
Un mito curioso es el de que en las islas se hace más el amor. Ya quisiéramos, pero me temo que va a ser que no. Circulan encuestas por ahí donde parecen confirmar el liderato de Mallorca también en esto. De hecho, en Mallorca no parecen hacer otra cosa en todo el día.
Pero en Ibiza les seguimos de cerca, casi les pisamos los talones. ¿Alguien se cree estas encuestas? Seguro que sí. Yo no.
En mi opinión, la práctica del sexo promiscuo es tan antigua como la Humanidad, y en Ibiza saltó como una explosión a comienzos de los años sesenta, porque los mayores fornicadores, y no necesariamente heterosexuales, eran los beatniks. El grupo de escritores beat, con Jack Kerouac a la cabeza, pusieron de moda un ecléctico hedonismo, intercambio de parejas, homosexualidad, la marihuana y el alcohol. Pues bien, esta moda pegó de lleno en Ibiza. Ya en los sesenta se magnificó el lema del amor libre, haz el amor y no la guerra, al menos entre los greñudos visitantes.
Paralelamente, ya habían llegado a Ibiza algunos argonautas franceses y es probable que la fama de la mujer francesa provenga de esta época. Una fama inmerecida, pues apenas unos años después las americanas, las alemanes y las británicas les dieron numerosas lecciones audiovisuales de cómo se baja una braga a la velocidad del rayo.
Y sin embargo la sociedad tradicional ibicenca, como cultura rural mediterránea (¿recuerdan el degollamiento de la chica en ´Zorba el Griego´?) constreñía y obligaba. En Ibiza había una gran represión sexual, como ya escribió el antropólogo Claudio Alarco von Perfall, al igual que otros.
Pero la pregunta era ¿es más fácil y más accesible el sexo en las islas? Por supuesto que no. Pero es difícil luchar contra el tópico. Desde el siglo XVI se usaba el reclamo del sexo para enrolar (y aquí podríamos escribirlo con una elle) a los marineros de Sevilla y Huelva hacia La Española y otras islas del nuevo continente. Las indias tenían fama de ser unas mujeres hermosas como diosas y muy complacientes.
A vuelapluma se me ocurre enlazar con el mito del buen salvaje del pintor Paul Gauguin en algunas islas del Pacífico. Las pinturas de Gauguin en el París finisecular alteraron para siempre algunas almas inquietas. Todavía hoy muchos caen en el embrujo sensual de las nativas samoanas del pintor.
Su nieto estuvo en Ibiza y no parece que su éxito sexual fuera memorable en los años 30, aunque muchos de los afincados dieron prueba de su insensatez al convivir con dos esposas y algunas amantes, como fue el caso de Raoul Hausmann, uno de los primeros elefantes que descubrí en los años 70 y que después afortunadamente ha dado lugar a varias monografías.
Para hacer bien el amor hay que venir al Sur, decía Rafaela Carrá. Berlusconi también usa estas cosas. Y en las islas mejor, diría un hotelero. Ellos sabrán.

La creatividad de Las Dalias

Juanito de las Dalias en la terraza actual. Foto Diario de Ibiza.


Casi rozando la carretera, una terraza se extendía llena de flores, algunos dicen que con predominancia de las dalias, y a la derecha de la casa un aparcamiento donde cabrían quince vehículos aparcados en batería. Esto debía ser bastante antes de 1985.
San Carlos había permanecido exactamente igual y quizás ha sido de los pocos pueblos de Ibiza que no ha modificado la silueta histórica de siempre.
Hablo del bar Las Dalias, ahora ya una institución como Casa Anita y alguna más de Ibiza. El pueblito se mantuvo firme con sus payeses de siempre y con numerosos artesanos y artistas que bajaban al bar a buscar la correspondencia y a tomarse un café con leche, o media docena de hierbas, depende del día y de la hora.
Los hippies ya habían desaparecido de toda la isla y en cambio abundaban en San Carlos. Muchos se habían refugiado de Santa Eulalia, una villa cada vez más volcada al glamour vulgarote y mal entendido del turismo.
Recuerdo Las Dalias del principio como un bar enorme, extenso, con una terraza delante protegida por una muralla de plantas, a menudo floridas con insultante colorido. Y una terraza detrás, casi siempre vacía.
En el bar yo ya conocía a Juanito porque habíamos estudiado en el único colegio interno que existía en Ibiza, el Seminario. Era un colegio de Dalt Vila, poblado de buena gente de toda la isla como Vicent Pins, En Tunicu, en Joan Murtera y otros sacerdotes relativamente jóvenes, que fueron testigos en los alumnos de aquella hornada del cambio grande que sufría Ibiza. Desde allí desapareció el Seminario. Apenas unos años después me pasó con los militares, fui a El Aaiún a rendirme a los marroquíes. Comprendo que los estamentos militar y religioso me miren con resignación aprensiva.
Juanito de Las Dalias entra en este generación de ibicencos que hemos cerrado seminarios, cuarteles, discotecas y otros asuntos sin saber muy bien por qué. A cambio hemos visto nacer muchas cosas nuevas a las que nos hemos enfrentado con cierto desasosiego, pero con valentía. A la larga, si tienes las ideas claras, un poco de información correcta y no te sometes al alcohol y a la droga –eso significa que tienes voluntad y algo dentro del cráneo– acabas por triunfar, y en su caso tiene mucho mérito. En primer lugar gracias a la familia, gracias a Lucía, su hermana que está en todo, y los demás. Pero ha sido precisamente por esto, por esta unión familiar y este valor inicial del que no hay que excluir al patriarca, por lo que Las Dalias se ha convertido en un proyecto que ayuda a mucha gente.
Sin ser una ONG, o quizás precisamente por esto, porque obliga a cada cual a cumplir consigo mismo y con los demás, deben de ser más de 60 o 100 las familias que viven de Las Dalias, entre personal de restauración, bares, cocina, mantenimiento, artesanos, artistas, organizadores, proveedores. Esta magnífica maravilla humana tiene más de medio siglo. El mercadillo tiene 25 años y es un must de Ibiza. Todo empezó con la voluntad y la clarividencia del viejo Joan. Juanito, su hijo, entendió el mensaje y ha conseguido conjugar rigor y seriedad con creatividad, dejando siempre que mucha de su gente aporte sus ideas. Por esto a nadie le extraña que Las Dalias se haya convertido en un centro genuinamente ibicenco que sorprende cada día.

sábado, agosto 07, 2010

Los mitos y las metas del verano

Nuestra meta es hinchar julio y agosto para llegar a la meta de un otoño con los deberes hechos, con la recaudación consoladora y con una salud pasable, aunque Ibiza ya está invadida por serpientes, termitas, ratas, gatos asilvestrados y numerosas especies de algas y peces que nos confunden a nuestros raors.
Pero por el camino caerán muchos mitos de Ibiza, como decía nuestro compañero Miguel Ángel González.
Hoy es tierra sagrada para las mafias de la especulación urbanística y un recinto agradecido para los carteristas y rateros, que se suman a la legión de adictos a las drogas y a los peligrosos delincuentes paramilitares (en general de Kosovo y otros países del Este) que han recurrido a métodos más expeditivos y a veces violentos, muy violentos.
En junio ya me contaron varios casos de robos en los vehículos del parking de las Salinas. Y en todas partes, les expliqué a dos hermosas mejicanas desesperadas. Y durante el invierno. A unos turistas les han robado en el supermercado. ¿Qué mejor sitio? Y a muchas más en las discotecas: no todos van colocados sino con la intención de colocarse aprovechando el relajo general y la confusión lumínica y sonora.
Es la Ibiza negra, que también existe.
Sin descuidar a los pobres jovenzuelos ingleses atiborrados de pastillas que despegan en una nube alucinatoria y se lanzan desde un cuarto piso creyendo que pueden volar. Otros, simplemente van saturados de alcohol y aprovechan los tiempos muertos para pegarse. Decía el Diario que uno de cada veinte inglesitos se ve liado en una pelea, una bronca tumultuaria o un follón violento. Yo creo que son más, pero bueno, no está mal.
La sangre no suele llegar al río, aunque muchos acaban en urgencias, a pesar de los esfuerzos de las discos para atender en primeros auxilios a los que se han pasado con las drogas y el alcohol. Nunca hubiera imaginado que Ibiza acabaría así, cuando a comienzos de los 70 la Policía y la Guardia Civil nos perseguían como descosidos pensando que llevábamos una china para uno o tres porritos. Hace mucho tiempo que estoy convencido: esta narcosis general no se arregla con medidas policiales, aunque también se hacen imprescindibles. Y cambio de tema.
Dice la candidata del PP a la alcaldía, Pepita Gutiérrez, que quiere dar un toque femenino a Sant Antoni. No sé yo si el de Lurdes Costa en Vila ha sido muy femenino. Mejor que no hable hoy de los toques de la alcaldesa a nuestra ciudad. En todo caso, como Pepita no ponga faldita a las palmeras... el problema de mi querida villa de Portmany no es de feminismos ni de feminidad.
Una portada del Diario: «Los alumnos pitiusos de ESO son los mejores de Baleares en castellano y los peores en matemáticas». La potencia y la pujanza del castellano es evidente y hay que aprovechar esta cualidad –sin despreciar el ibicenco. Pero esta recurrente torpeza en las matemáticas solo puede ser debida a una frágil formación de los profesores o bien en la materia o bien en la forma de explicarla. Cuando fallan tantos la culpa no es de los alumnos. Esto se debería investigar más en serio.
Todo lo demás son calores y desmayos: agosto nos pesará, pero llegaremos a la meta.

miércoles, agosto 04, 2010

Un luto llama a otro luto


El fenicio anota en su cuaderno púrpura, moteado con contumaces manchas de sudor y algunas de sospechoso color violáceo (el fenicio no conoce el vino blanco, nunca lo recomienda, destroza los nervios, justo lo que le faltaba): «Un luto llama a otro luto», un refrán muy ibicenco que seguramente encontraríamos en la España arcaica. ¿Por qué anotó el cartaginés esta enigmática sentencia? Porque leyendo la prensa los datos aventados con cierta euforia no le cuadran con la realidad que él conoce.
Es como si después de un año y medio de recesión, paro y disgustos, este comienzo de verano haya roto en una estruendosa manifestación de fiesta. Claro, todos tenemos ganas de fiesta, pero ya no me fío, porque sé que cuando nos den otra vez los datos de septiembre volveremos a entrar en recesión. Y porque sé que las ocupaciones hoteleras son muy irregulares donde yo he consultado. Son estupendas en Ibiza y Formentera si las comparamos con las terribles expectativas de mayo y de junio (¿quién se acuerda del volcán islandés?) y también si las comparamos con Menorca y con Mallorca.
El fenicio va leyendo: incluso los hoteles de Ferré, GPS, permanecerán abiertos durante toda la temporada, el mismo Ferré ya anda por ahí libremente (dicen que no se puede ni acercar a sus empresas ni conectarse con los administradores judiciales, dice, dicen), los sindicatos parecen de acuerdo mientras cobren los trabajadores... queda el grueso, el gran engrudo por debajo de la superficie, un problema de calado que todo el mundo rehúye.
Lee el púnico que aumenta la economía sumergida. Calma, todo se arregla, en noviembre no la habrá sumergida ni aérea. Pero es cierto que aumentan las pernoctaciones en casi un 9%, debido sobre todo a las facilidades de los low cost, lo cual demuestra lo acertado del diagnóstico que cifra el secreto del éxito o fracaso de Ibiza en las comunicaciones. Arreglen los precios y los accesos y estamos salvados. No lo hagan y estamos perdidos.
Lo cierto es que la ocupación se recupera durante estos dos meses de verano, al menos de momento y se aproxima a los niveles del 2007. La economía de Ibiza es la que menos ha caído de las Baleares... ¿alguien se acuerda de nuestros crecimientos del 7 y del 8 por ciento?
El mismo aeropuerto que languidecía hace menos de un año hoy bate récords y recibirá casi dos millones –que es el grueso de la temporada– entre julio y agosto. Todas estas variables nos mueven a la algarabía festiva, a un acto voluntarioso de optimismo para tratar de levantar nuestra endeble economía, justo ahora que empezamos a tener autovías, cien mil plazas hoteleras, etc. Esto no quita que nos vayamos mirando de reojo a ver que cara pone el vecino. La gente está avisada, sabe que la economía internacional está en una situación de gran inseguridad financiera y que la española está siendo dirigida por un auténtico botarate inconsciente. Por ello son muchos los que no abandonan su pesimismo (un realismo bien informado). Pero el fenicio apuntó aquello, porque si se lleva el luto más tiempo del debido, puede que haya otro fallecimiento en la familia. Bueno, no hay que crear malos augurios, pero tampoco entregarse a una celebración hueca. La crisis sigue.